Desde enero de 2025, la Dirección de Salud Ambiental de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán recibió más de 1.700 denuncias por ruidos molestos en función de las cuales se organizan los controles, que en su mayoría tienen lugar en locales bailables y fiestas nocturnas. 

“Fueron 1.300 denuncias por ruidos molestos desde la página de Atención al Ciudadano y aproximadamente 400 denuncias a través de nuestra mesa de entrada en calle San Martín 1.009”, dijo Clara Saslaver, directora de Salud Ambiental, en una nota del sitio de la Municipalidad. 

Explicó que cada denuncia se analiza y “el cuerpo de inspectores realiza un procedimiento según el inconveniente que manifiesta el vecino, y en base a eso se realizan diferentes acciones que van desde una notificación, medición, se invita al infractor a que se presente en la repartición para charlar sobre el tema y asesorarlos de qué manera ellos pueden mitigar este problema del ruido que es un gran contaminante”.

Cartas de lectores: ruidos molestos

“El ruido enferma”, sostuvo la funcionaria. “Lo que hace es incrementar problemas de salud como estrés, insomnio, problemas cardíacos, además de generar un malestar a nivel local. Cuando el ruido es elevado, incrementa los problemas de convivencia y en lo que está enfocado el Municipio desde la Dirección de Salud Ambiental es en que podamos vivir de una manera más armoniosa y saludable”, argumentó.

Ruido y sonido: diferencias

El ingeniero especialista en Seguridad e Higiene y asesor de la Dirección de Salud Ambiental, Augusto Ricardo Marchese, dio precisiones sobre las diferencias entre el ruido y el sonido.

“Un ruido y un sonido son parecidos, pero la diferencia está en que un ruido afecta directamente la salud y es algo que irrita. El sonido es algo agradable que las personas lo toman de manera recreativa. El ruido en cambio perturba a las personas. El sonido se convierte también en ruido cuando la persona es afectada y los niveles empiezan a exceder los valores que están ya casi preestablecidos”, indicó. El asesor especificó que “la unidad que se utiliza se llama decibel y según la Organización Mundial de la Salud hay tres ejes: el primer eje es el descanso, que varía entre los 40 y 50 decibeles, es el óptimo que tiene que haber en el ambiente; después hay un segundo eje que es el que vivimos cotidianamente y que no debe superar entre los 65 hasta 70 decibeles; y después está el tercer eje que es el laboral, que nunca una persona puede exponerse a los 90 decibeles”. Y aclaró que “la ordenanza 288 establece como valor máximo 40 decibeles”.

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Marchese señaló que los operativos in situ más frecuentes se realizan “sobre todo en los denominados after o locales que están al aire libre que no tienen insonorización y muchas veces no tienen las habilitaciones correspondientes y por lo general son lugares que no están acondicionados para eso”.

Los vecinos pueden denunciar ruidos molestos de manera presencial, de lunes a viernes, de 8 a 13, en la Dirección de Salud Ambiental ubicada en San Martín 1.009, o a través de la línea de WhatsApp 3812230563. Se solicitarán datos del denunciante (nombre, domicilio y contacto), descripción del tipo de ruidos, horario y frecuencia; y dirección exacta donde se produce el ruido.