10 horas por día, 42 piezas que debían colocarse y 90 minutos para sacarlas luego de la grabación fueron solo los aspectos mínimos de la última gran apuesta del galardonado director, Guillermo del Toro, quien logró transformar, no sin un compromiso y una devoción enorme por parte del actor, a Jacob Elordi en la criatura de Frankenstein, la película que llegó a Netflix este 7 de noviembre.
Stranger Things, realities y Frankenstein: todas las películas y series que llegan este noviembre a NetflixLa plataforma de streaming más popular del mundo agregó ayer a su catálogo uno de los últimos destacados del cine. "Frankenstein" es la última producción de Guillermo del Toro, que, por más clásico que pueda ser, poco se parece a las adaptaciones que se hicieron desde que Mary Shelley escribió la brillante obra en 1818. Cineastas del mundo incorporaron los debates existenciales sobre el papel de Dios el ego y los monstruos durante años a sus películas, pero el director de La Forma del Agua se salió de aquel historial.
¿De qué trata Frankenstein de Guillermo del Toro?
La adaptación de Guillermo del Toro es una relectura de un clásico, donde los elementos familiares desaparecen aunque la estructura se mantiene intacta. El director logra conectar las inquietudes del siglo XIX con las preocupaciones más contemporáneas sin romper con el tradicional monstruo que conocemos. En el nuevo Frankenstein sigue habiendo una criatura creada en partes por un científico loco aunque inserta en los dramas éticos de las nuevas tecnologías y el mundo actual, sin caer en un robot de IA como reemplazo.
Desde una reseña de Micropsia Cine detallaron cómo sin buscar una modernización explícita, Del Toro vincula el mito de Shelley con las inquietudes contemporáneas: desde los debates sobre la inteligencia artificial hasta la constatación de que el verdadero peligro a menudo no reside en la tecnología en sí, sino en las mentes que la manejan. La diferencia en cómo la criatura evoluciona, verbal y emocionalmente, al interactuar con Víctor Frankenstein (Oscar Isaac) en comparación con otro personaje clave deja clara la postura de Del Toro. La apariencia importa, pero no tanto como la forma en que nos tratamos unos a otros. Eso, más que la materia orgánica o la tecnología, es lo que nos define como humanos.
Horas y horas de convertirse en monstruo
La película cuenta con la actuación de Oscar Isaac como Victor Frankestein y un casi ausente Jacob Elordi, quien dejó en claro que nació para interpretar el papel de la criatura aunque esto no iba a ser así, si es que nueve semanas antes de que comenzara la producción, a Andrew Garfield, quien iba a interpretar al monstruo, no hubiera tenido su conflicto de agenda. De esta manera es que entra Elordi, quien se transforma en la trágica creación y hace suyo el papel.
“Sé que hay mucha prensa diciendo lo bien que [Elordi] estaba físicamente para el papel, [con su] 1,95 m de altura”. Sí, fue un lienzo fabuloso con el que yo podía jugar y trabajar en esta criatura”, dijo Mike Hill, jefe del departamento de efectos de maquillaje protésico, al medio Elle. “Pero también hay un alma ahí dentro, y hay una actuación activa ahí dentro”.
La transformación de Elordi en Frankenstein requirió sesiones maratónicas de 10 horas. Había 42 piezas para el aspecto de cuerpo completo, con 14 para la cabeza y el cuello. Se tardaba unos 90 minutos en quitar el maquillaje de la criatura, utilizando una sauna inflable en el tráiler de Elordi para ayudar a quitar las prótesis.
Ya disponible en Netflix, Frankenstein de del Toro es un festín para la vista, que narra la historia del brillante pero egocéntrico científico cuyos problemas paternos alimentan su terrible comportamiento hacia su creación.