La presencia del baterista Oscar Giunta es uno de los puntos altos del Festival Tucumán Jazz. El músico nacido en Mendoza (en el seno de una familia muy ligada al arte) y criado en la Capital Federal, llega con la doble propuesta de ofrecer un concierto esta noche desde las 21 en el teatro San Martín (avenida Sarmiento 601, con promoción en entradas 2x1 para socios de Club LA GACETA). Mañana dictará una masterclass en el mismo lugar, desde las 17.
“He estado en Tucumán en numerosas oportunidades y atesoro gente muy querida por mí, hermosos recuerdos musicales y personales, y grandísimas amistades. Hace tiempo largo que la agenda no me permitía el regreso, pero los planetas se alinearon y lo puedo concretar con mi Supertrío”, le dice a LA GACETA, con la felicidad de compartir escenario con Flavio Romero en contrabajo y Hernán Jacinto en piano.
- ¿Cómo definirías tu sonido?
- Seguramente es el compendio y resultado de todo lo vivido, de todas las músicas e improntas que me han ido atravesando durante décadas y de las huellas de los muchos músicos que han tocado a mi lado. Si se lo capitaliza desde la nobleza y los valores profundos, se transforma en “mensaje”, y no hay arte sin mensaje: es la esencia y va más allá de lo que toqués.
- ¿El jazz contemporáneo siempre es fusión?
- La mayoría de los géneros vivos comprenden una fusión o convergencia con otras manifestaciones, incluso nuestro folclore en su corriente más tradicionalista. En el encuentro de los árabes con los españoles hubo una evolución de instrumentos como el laud hacia la guitarra y de su llegada a América y el génesis de la música criolla, hubo una mixtura con la cultura de estas latitudes. Fue una fusión muy amplia y compleja que dio vida a una manifestación popular que hoy consideramos una música pura, pero que claramente es un encuentro con una influencia fundamental africana, con sus ritmos y con sus tambores que aquí se transformaron en nuestro bombo legüero. El jazz no es ajeno a este hermoso mestizaje. También considero muy valioso que haya artistas que sostienen y mantienen vivas “las tradiciones” así como también quienes tienden nuevos puentes, lo que es sumamente sano y nutritivo.
Festival Tucumán Jazz: una delegación cordobesa en Bar Irlanda- ¿Qué está pasando en el jazz argentino en este momento?
- Por varias cuestiones coyunturales a nivel social, el arte en general siempre ha oficiado de amparo y “hogar” para el grueso de la gente; es un acontecimiento feliz en medio de las realidades constrictivas. En ese contexto, el jazz goza de un momento muy próspero; tiene una historia de más de 100 años y ha sabido atravesar los vaivenes del país, con muy claros exponentes y referentes, clubes, espacios alternativos, teatros, festivales, álbumes y una escena siempre creciente. Hay una gran labor de los creadores que priorizan su arte por sobre la mezquindad y la desidia. Falta mucho por hacer, pero lejos estamos de bajar los brazos o andar a medias.
- ¿Cómo evalúas el festival tucumano?
- Esta iniciativa, como el Septiembre Musical y otros eventos del Ente Cultural, gozan de buena reputación y prestigio en toda la Argentina y el exterior. Celebramos que los entes oficiales pongan el foco en la música y las artes y es muy valioso el aporte del Consejo Federal de Inversiones en esto.
- ¿Qué te permite la batería como modo expresivo?
- Es mi voz y el canal mediante el cual narro mi historia musical y mi vida. La música y los músicos con los que interactúo son mis laderos y compañeros de ruta y juntos formulamos una realidad paralela temporal, que transcurre mientras la música se formula en tiempo real.
- ¿Tu origen mendocino se expresa en tu obra?
- El entorno de mi Mendoza natal fue un inmenso crisol de influencias en donde hubo cuecas cuyanas, tonadas... pero también aparecieron zambas, chacareras, gatos, sumados a tangos, milongas como jazz, jazz rock, rock sinfónico, la música clásica, Los Beatles, Led Zeppelin, Deep Purple, el sello Motown, Stevie Wonder y un largo etcétera, sumado a largas horas, días, semanas, meses y años de practicar y estudiar mi instrumento desde mi más temprana infancia. Quiero creer que musical y artísticamente soy fruto de todo aquello y que esos aportes se traslucen en mi música y en lo que toco, cómo lo toco y en lo que compongo.
- De tus múltiples colaboraciones con destacados artistas del país e internacionales, ¿con cuáles te quedás por sus enseñanzas o la experiencia?
- Son innumerables, pero podría citar mi concierto integrando el Wayne Shorter Quartet, junto a John Patitucci y Danilo Pérez. Fue una experiencia musical mística y profunda, ante un teatro Gran Rex colmado como nunca. Todo lo vivido allí fue algo que llevaría varios artículos narrar. Pero también recuerdo mis conciertos junto a Brandford Marsalis, Joshua Redman, Dave Holland, Herbie Hancock, Dave Liebman, Billy Cobham o Lalo Schiffrin, entre tantos otros que han dejado una huella importante en mí, sumado a la gran cantidad de hermosos conciertos con grandes artistas de todo el país y otras latitudes, que han sido memorables en muchas ocasiones. Estoy seguro de que el concierto de esta noche se sumará a esta feliz lista.