El presente de Franco Colapinto en la Fórmula 1 continúa captando miradas dentro del paddock. Su confirmación como piloto de Alpine para la temporada 2026 no solo consolidó su lugar en la categoría, sino que también despertó elogios de colegas que siguieron de cerca su evolución. Entre ellos, uno de los más enfáticos fue Gabriel Bortoleto, el brasileño de Sauber, quien destacó la madurez deportiva del argentino y la solidez que mostró desde su desembarco. 

Bortoleto valoró especialmente la curva de aprendizaje que Colapinto atravesó desde su debut en el Gran Premio de Emilia Romaña, cuando tomó el asiento de Jack Doohan y debió adaptarse rápidamente al A525. Aquellos primeros fines de semana exigieron tiempo y constancia. Sin embargo, para el piloto paulista, el crecimiento del joven argentino quedó claro a partir del receso europeo, cuando empezó a competir de igual a igual con Pierre Gasly. “Franco está haciendo un trabajo increíble; la renovación la tiene más que merecida”, dijo en San Pablo. “Viene presionando a Gasly en varias carreras y demuestra que tiene muchísimo talento”.

El reconocimiento adquiere un matiz especial si se considera el trasfondo histórico entre Argentina y Brasil. Lejos de alimentar una rivalidad clásica, Bortoleto apuesta por una competencia sana, incluso si algún día ambos se enfrentan por podios o campeonatos. “Cuando luchemos por un título quizá la gente lo viva distinto, pero entre nosotros siempre va a haber respeto”, afirmó entre risas, haciendo un guiño a la eterna comparación Pelé–Maradona.

El vínculo entre ambos pilotos no nació en la F1, sino mucho antes. Se conocen desde el karting, cuando compartían torneos infantiles y empezaban a perfilarse como promesas del automovilismo sudamericano. “Crecimos compitiendo uno al lado del otro. Prefiero tenerlo acá conmigo a cruzarme con alguien que no conozca”, recordó el brasileño.

Colapinto respondió a esas muestras de afecto con la misma naturalidad que caracteriza sus declaraciones. En Interlagos, destacó que su relación con Brasil excede lo deportivo: “Es casi un segundo hogar para mí; viajé acá cuando era muy chico”. También insistió en que, a diferencia del fútbol o el básquet, el automovilismo no reproduce las tensiones tradicionales entre ambos países. “Somos 20 pilotos compitiendo contra europeos y gente de todo el mundo. En ese contexto, sentir que Brasil y Argentina tiran para el mismo lado es un orgullo”, aseguró.

El piloto de Alpine también subrayó el clima positivo que se generó entre las aficiones. No hubo provocaciones ni bandos enfrentados, algo que él valora profundamente. “Me encanta ver que no hay ese choque como en otros deportes. Brasil me apoya muchísimo y estoy agradecido, pero lo más lindo es que ambos países disfrutan juntos este momento”.

Para Colapinto, la presencia simultánea de dos pilotos sudamericanos en la F1 representa algo más grande que una coincidencia generacional. Es, según sus palabras, una oportunidad para mostrar unidad: “Siento que esto marca un cambio. Argentina y Brasil, que tantas veces compiten como rivales, hoy pueden estar del mismo lado. Somos como hermanos, y ver eso en la F1 es muy especial”.

Con historias que se cruzan desde la infancia, proyección a futuro y un respeto mutuo que escapa a cualquier clásico deportivo, Colapinto y Bortoleto están construyendo una narrativa distinta dentro del automovilismo: la de una región que vuelve a tener voz en la máxima categoría, no desde la rivalidad, sino desde la convivencia y la ambición compartida.