A veces los silencios resuenan más fuerte que las palabras y no se lo ha escuchado hasta ahora al gobierno nacional decir absolutamente nada de la preocupante situación que envuelve a la AFA y a su casta gobernante, un suprapoder que le ha mojado la oreja a la política en más de una ocasión y que, sin tapujos, se ha mostrado cada vez más como un elemento dictatorial que incide en la vida sentimental de muchos argentinos amantes del fútbol y, en estos tiempos de ludopatía creciente, también en el bolsillo de quienes apuestan a los resultados. Lo único que le falta al presidente Javier Milei es quedar asociado en la percepción de la gente al titular de la entidad, Claudio “Chiqui” Tapia y no sería extraño que el deterioro, que ha llegado hasta la mismísima Selección, también lo salpique.
Han sido demasiados los murales del equipo nacional grafiteados en casi todos lados por hinchas que no toleran más la situación y que no se sienten acompañados por los dirigentes de sus propios clubes, quienes están dónde están porque fueron elegidos por ellos. Ni Messi se salvó del vandalismo y hasta la figura de Ángel Di María, nada menos, quedó en la mira después de la incomprensible manipulación de Tapia & Cia. que le dio un título no previsto a Rosario Central. El mismo jugador, antes del sorpresivo anuncio ya mencionaba lo del “campeonato anual”, algo que da mucho que hablar porque es un síntoma más de la descomposición del fútbol que ha quedado a merced de la impunidad que destilan los dirigentes.
La de la Argentina es la Liga de los Campeones del Mundo y el Presidente en persona asistirá al sorteo del próximo Mundial de América del Norte. Es probable que el viaje también sea una excusa para ver a Donald Trump, pero lo cierto es que allí también estará Tapia: muy mala ocasión para que el mandamás de la AFA le robe una foto. Con el proceder del personaje, que en estos días ha dado mucho que hablar desde los resultados manipulados por los sospechados árbitros, más el VAR que traza las líneas desde puntos de impacto que nadie constata y que definen los fuera de juego a conveniencia o que cree ver penales con las manos retraídas a veces sí y otras no, sería más que inconveniente para Milei quedar expuesto. No sea cosa que alguna mente malévola infiera que hay intereses comunes.
¿Por qué, los actuales dirigentes del fútbol siguen a Tapia en su proceder cuasi dictatorial, aún a costa de los papelones que pasan ellos mismos, porque lo que menos hacen es defender a los socios que los eligieron? En primer lugar, porque la AFA los tiene agarrados por asistencias de dinero bastante digitadas de acuerdo a la obsecuencia de cada uno y premiados con viajes algunos otros. También porque se sospecha que el titular de la entidad o sus amanuenses mandan a decapitar a todo aquel que se les cruza y allí, entran la cabeza de los integrantes de los clubes que no se cuadran, con Estudiantes de La Plata en primer lugar. Falta dignidad en la dirigencia y ellos suelen decir casi en secreto que en el sistema de terror impuesto lo que está en juego es la permanencia de los clubes que representan y que, de no alinearse, quedan expuestos a castigos vía tribunal de Disciplina para jugadores o técnicos.
La gran pregunta a responder es por qué entre tantas cuestiones que sobrevuelan el día a día, muchas de grave dificultad sobre todo en cuestiones económicas y sociales y otras gestiones de carácter político que las autoridades están llevando adelante con los gobernadores y en el Congreso para capturar votos que conviertan a LLA en la primera minoría en la Cámara de Diputados y para que salgan las leyes que tienen que salir, este tema del fútbol debería preocupar a la Casa Rosada. En lugar primordial debe recordarse que quienes manejan la AFA tan arbitrariamente han dejado en ridículo al gobierno libertario cuando éste intentó, hace 15 meses, que se sumen capitales al fútbol y han hecho de los clubes instituciones privadas sin privatización: ellos son sus propias SAD.
El término “ridículo” no exagera nada porque al publicar el Decreto 730/2024 el Gobierno dejó algunos cabos sueltos e hizo ciertas declaraciones que terminaron jugándole en contra, sirviéndole en bandeja a la AFA argumentos para distorsionar la realidad de modo alevoso con aquel viejo argumento sensiblero (y kirchnerista para más datos) que reza que “los clubes son de los socios”. Lo cierto es que ese Decreto no obligaba a los clubes, hoy bajo la forma de Asociaciones Civiles sin fines de lucro, a transformarse en Sociedades Anónimas Deportivas, sino que establecía la posibilidad de hacerlo, además que fijaba reglas para que esa decisión se tome como debe ser: en una Asamblea por mayoría de socios.
Una buena lectura del Decreto que redactó Federico Sturzenegger (bastante futbolero e hincha de Gimnasia y Esgrima de La Plata), indica que las SAD eran para coexistir y que no tenían que ser vistas como enemigas de los clubes sociales ni como una amenaza a su identidad comunitaria, ya que bien reguladas pueden convertirse en un complemento estratégico que potencie la misión social del deporte. El fútbol profesional, con su enorme capacidad de generar ingresos a través de los derechos televisivos, sponsors e inversión privada, podría transformarse así en el motor económico que sostenga al resto de las disciplinas menos rentables, pero igualmente valiosas para los clubes.
Para ello, más que negarse a los cambios, resulta clave establecer mecanismos lógicos de redistribución: un canon obligatorio o un porcentaje de utilidades que las SAD deban destinar a financiar deportes amateurs, infraestructura comunitaria y/o actividades culturales. De este modo, se podría preservar la tradición asociativa y garantizar que los beneficios del negocio futbolístico se derramen hacia la vida social de los clubes y hacia el desarrollo integral de otros deportes. La verdadera discusión no es entre modelos opuestos, sino sobre cómo diseñar un sistema que combine la eficiencia empresarial con el necesario compromiso comunitario que la tradición argentina le asigna a los clubes. Eso lo tenía claro el Gobierno en aquel momento, pero nunca puso tampoco sobre el tapete la discusión tal como debe darse.
En realidad, la única obligación del Decreto la tenía la AFA, entidad a la que se le deba un año para modificar su Estatuto (artículo 10) y permitir que otras figuras jurídicas puedan afiliarse, ya que hoy está restringida únicamente a las Sociedades Civiles. Por su lado, los dirigentes no estaban dispuestos a resignar no ocuparse de las compras y ventas de jugadores o de las contrataciones de técnicos, del pago de las comisiones para los intermediarios y los manejos de la contabilidad. Sólo bastó que el presidente Milei cometiera la imprudencia de hablar de “intervención” para que la FIFA y la Conmebol se hicieran eco del caso un par de semanas después y asustaran a todos al mencionar la palabra “desafiliación”, lo que implicaba no jugar más torneos ni poder defender el título del mundo.
Ante una penalidad así, ¿qué político hubiera seguido insistiendo? A la luz del silencio gubernamental de hoy en día, también muchos podrían pensar que hubo charlas para mantener el statu quo hasta el momento, en que la comodidad de no tener que rendir cuentas ni dar explicaciones le explotó en la cara a los dirigentes, justo cuando tanta grosería ha colmado casi todas las paciencias y obligan al Gobierno a decir algo. Aquel viejo refrán español que dice que “el que calla, otorga”, justamente fue el argumento de la AFA para explicar qué nadie dijo nada cuando se propuso nominar a Rosario Central como campeón del año, lo que se interpretó como una votación unánime,
El silencio gubernamental ha motivado muchas lecturas suspicaces que, de momento, no se han verificado y se inscriben más en el terreno de las percepciones y de las especulaciones que en el de los hechos comprobados.
La Argentina ha venido cruzada desde el fondo de su historia con episodios de corrupción diferentes que se van acomodando a los tiempos, con una seguidilla de casos que aprovechan huecos del mercado financiero y cambiario. El último conocido fue con las cuevas que en tiempos del gobierno anterior recibían dólares oficiales y los descargaban en el paralelo.
El caso $LIBRA que hoy se investiga involucra criptomonedas, son muchas las sospechas sobre el carry trade (cambiar dólares para colocarlos en pesos con bastante seguridad de recompra) y en este asunto del fútbol, está la aparición de Sur Finanzas, sponsor de varios clubes y aparentemente ligada a maniobras de Miguel Calvete, hoy preso por los sobreprecios de la ANDIS.
En este marco tan turbio, algunos analistas vinculan la situación actual con la creciente influencia de las apuestas deportivas, algo que también sobrevuela los eventuales arreglos de resultados para beneficiar a los “clubes del poder”. Cómo seguir en silencio frente a tantas sospechas. Hoy, todo parece haberse conjugado para que la AFA y sus dirigentes se crean con carta blanca en el manejo del fútbol, ya que impusieron su libreto y como nadie desde la política los retrucó, probablemente se crean intocables. Mala noticia para el “león Milei” si se encuentra con alguien que ruge más fuerte que él. Lo cierto es que el Gobierno tiene la responsabilidad de expedirse, ya que la transparencia es la única forma que existe para preservar la credibilidad.