Joaquín Burgos y Mariano Angelicola tienen 30 años; un estudio de arquitectura recién abierto, y un podcast en producción para hablar de urbanismo con menos solemnidad y más calle. Ambos son arquitectos de la primera generación universitaria de sus respectivas familias. De esa mezcla nació la tesis que empezaron en los últimos días de 2023 y defendieron en 2025: una propuesta urbana que busca cambiar para siempre la zona de San Miguel de Tucumán de la Estación Mitre.
Pero antes de llegar a ese plano general, hubo una escena mínima, casi cinematográfica. Joaquín volvía de rendir un final y, desde el taxi, miró hacia las vías: vacío, oscuridad y degradación. “Me llamó la atención que un lugar tan cerca del centro estuviera tan abandonado”, cuenta en diálogo con LA GACETA. Esa chispa creció cuando se lo contó a Mariano. En pocas semanas ya no estaban dibujando un edificio: estaban imaginando un pedazo entero de la ciudad.
La Estación Mitre como nodo de una red de transporte metropolitano
Lo primero que pensaron fue un color: el verde. No césped suelto ni un parque-vitrina, sino un ecosistema urbano inspirado en las yungas, con especies nativas recuperadas, y caminos que conectan barrios, actividades y movidas culturales. Un parque para usar, no para mirar de lejos. “No hay muchos casos en el mundo donde se recupera un ecosistema desaparecido dentro de una ciudad”, apunta Mariano.
Pero la tesis no se quedó en la mancha verde. “La lógica del espacio verde suele quedar en manos del Estado, pero los costos de mantenimiento siempre lo complican. Nosotros pensamos un parque que incorpore funciones que el mercado ya demanda, sin perder lo esencial”, dice Joaquín.
Para ellos, la Estación Mitre es una bisagra que hoy separa más de lo que une. Por eso plantearon un nodo de transporte metropolitano que integre tren, colectivos y trasbordos fluidos. En la reimaginación de la terminal ferroviaria aparecen un centro de innovación, comercios, nuevas conexiones de transporte y una “estación puente” al estilo de las ciudades asiáticas, donde el movimiento genera vida urbana y la vida urbana sostiene servicios públicos.
“Muchos creen que queríamos sacar el tren, pero la idea es fortalecerlo y conectarlo con todo”, explican. El proyecto resuelve fragmentaciones que hoy parecen inevitables, desde Tafí Viejo hasta Yerba Buena o al sur de la capital. “Una persona que vive en Las Talitas pierde oportunidades porque no tiene conexión directa con otros municipios. Esa fragmentación urbana también es una forma de desigualdad”, explican.
La tesis que se convirtió en proyecto de vida
Entre fines de 2023 y mayo de 2025 pasaron de una idea nacida en un taxi a una tesis a escala metropolitana. Pero después de eso abrieron su estudio y en pocos días lanzarán un podcast para hablar de urbanismo en un lenguaje accesible, joven y directo. “No queremos hacer arquitectura para pocos. Queremos que cualquiera entienda qué está en juego cuando se decide sobre la ciudad”, expresa Joaquín.
Ambos sienten un deber doble como egresados y profesionales formados de la UNT. “Somos la primera generación de profesionales de nuestros hogares. La universidad pública es un privilegio y una responsabilidad. Tenemos que devolver algo de lo que recibimos”, dice Mariano. “Podríamos haber hecho un edificio o un hotel, pero queríamos hacer la ciudad. Los arquitectos tenemos que involucrarnos más en Tucumán”, apuntan. La FAU también marcó el rumbo. Los profesionales destacan en particular la contribución de los docentes Patricia Figueroa y Adolfo Ponce.
¿Cómo sigue la historia? Joaquín y Mariano saben que una tesis no cambia una ciudad, pero también saben que puede encender una conversación. “Tucumán tiene potencial. Sólo necesita que alguien abra una puerta. Y nos tocó intentarlo”, dicen. Si algo demuestra su proyecto es que pensar la Mitre distinta no es una fantasía: es una posibilidad. Y que a veces, el primer trazo de una transformación empieza así: dos jóvenes mirando una zona olvidada y animándose a reinventarla.