NOVELA
UN AZUL DE FRÍO
RODOLFO PIOVERA
(Plan B- Buenos Aires)
La novela del profesor de Historia, escritor y periodista argentino Rodolfo Piovera se hizo acreedora al premio Camilo José Cela de 2023 en Palma de Mallorca. He ahí un dato que no clausura nada. Pero para ir llevando.
Tal como el humilde cronista de estas líneas suele sostener, un premio no hace a su autor ni mejor ni peor de lo que es. Ni los premiados son geniales per se, ni los no beneficiados por el criterio del jurado son per ser meras parias abandonadas sin más de la valoración de la cátedra.
No obstante, tampoco será cuestión de poner en duda o, peor, desdeñar, la evaluación que señores muy cultos y preparados hacen de tal o cual obra. En todo caso, de lo que se trata, es de sentarse a leer librados del yugo de los prejuicios y de la mala fe, entregarse porosamente a la montaña de letras de imprenta que afrontamos y navegar entre las aguas oras calmas, oras turbulentas, de los gustos y de un cierto o incierto criterio de las cosas. Para el caso, las 165 páginas de que se compone Un azul de frío, un título muy caro a los afectos de los quienes tomamos como elixir de cabecera las delicias gestadas por Enrique Santos Discépolo.
Y hete aquí que Piovera comienza por desarrollar un recurso de seducción que no es corriente ni sencillo: describir una Buenos Aires ochentosa, gris, sórdida, olorosa de derrota, capaz de poner al lector al borde de la retirada, y a la vez atraparlo gozosamente y no soltarlo hasta que escribe “Fin”.
La trama tácita alude al cruel asesinato de una mujer víctima de treinta y cinco puñaladas y una mega estafa a jubilados que marcha en crescendos al parecer despojados de obstáculos. Es en este paisaje donde van y vienen tres personajes centrales (un ex policía, un cerrajero y una mujer de edad madura) que lidian con las rémoras de pasados arduos, cuando no ingratos, soledades que van de suyo y una larvada, tenue, infinitesimal esperanza en un mañana que no puede ofrecer siquiera el verde hilo de su ciframiento. Si la esperanza tiene color verde y es lo último que se pierde, ellos por ahí andan. Raros, como encendidos, fatales y fatalistas… pero vivos en sendas travesías que los sorprenderá con algo mucho más trascendente que ellos mismos. Pero piano, piano, lector. Pase y vea.
A puro round
Adorador del boxeo, Cortázar postulaba que la novela está forzada a ganar por puntos y el cuento está compelido a noquear. En Un azul de frío acaso Piovera no alcance el vigor de la refutación del aserto del autor de Rayuela, pero sí nos ofrece una docena de rounds de toma y daca. Una suerte de deja vu de la célebre pelea de Ray Sugar Leonard y Marvin Hagler, exquisita y frenética de campana a campana, con nocaut latente hasta el gong final. Y, ya que estamos con las metáforas boxísticas, permitáseme que imagine a Piovera en el centro del ring en clave de Muhammad Alí. Flotando como una mariposa y picando como una abeja.
© LA GACETA
WALTER VARGAS