Con temperaturas cada vez más altas y un verano que promete ser intenso, la pileta vuelve a posicionarse como una de las opciones más elegidas para refrescarse sin salir de casa. Sin embargo, instalar una no es una decisión menor: al precio de compra se suman gastos de mantenimiento, equipamiento y consumo que pueden elevar considerablemente la inversión inicial.
Según un relevamiento de precios del mercado realizado por El Cronista, las opciones más accesibles siguen siendo las piletas inflables y estructurales, ideales para quienes buscan una solución rápida y sin obras. Los modelos inflables redondos parten desde los $70.000, mientras que una Pelopincho mediana ronda los $200.000. En el caso de las piletas estructurales, una Intex rectangular de 300 x 200 x 75 centímetros cuesta alrededor de $340.000. A estos valores hay que sumar accesorios básicos como la base protectora y el cubrepileta, que agregan aproximadamente $30.000 al presupuesto.
Para quienes buscan mayor durabilidad y comodidad, las piletas de fibra o prearmadas representan un salto importante en inversión. Los modelos más pequeños parten desde $1.500.000, mientras que los de mayor tamaño superan los $4.000.000. En general, el precio incluye la estructura y el sistema de filtrado, aunque no siempre contempla trabajos adicionales como excavación, retiro de tierra, pisos perimetrales o conexiones eléctricas, por lo que se recomienda solicitar presupuestos detallados antes de avanzar.
En el segmento premium aparecen las piscinas de material, las más duraderas y también las más costosas. Los valores oscilan entre los U$S 10.000 y los U$S 20.000, lo que equivale aproximadamente a entre $14,5 millones y $29 millones, tomando como referencia un dólar a $1.450. El modelo más demandado es el de 8 por 4 metros con playa húmeda, al que muchos propietarios suman bordes atérmicos, iluminación LED y sistemas inteligentes de control.
En paralelo, los jacuzzis inflables ganan terreno como alternativa para quienes priorizan el relax y cuentan con menos espacio. Sus precios arrancan en $1.000.000 y pueden superar los $2.500.000 según la capacidad y las funciones. Si bien no reemplazan a una pileta tradicional, consumen menos agua y resultan más fáciles de instalar.
Más allá del costo de compra, el mantenimiento mensual es uno de los factores clave a tener en cuenta. Durante el verano, mantener el agua en condiciones puede costar entre U$S 130 y U$S 140, es decir, entre $190.000 y $200.000 mensuales. Los principales insumos son el cloro granulado o en pastillas (entre $8.000 y $11.000 por kilo), alguicidas y clarificadores ($7.000 a $10.000 por litro), correctores de pH ($5.000 a $20.000) y kits de medición, que rondan entre $9.000 y $15.000. A esto se suma el consumo eléctrico de la bomba, aunque en invierno el gasto baja hasta un 80%, ya que solo se realiza mantenimiento básico.
Antes de construir una pileta, los especialistas recomiendan tener en cuenta algunos aspectos clave: integrar el diseño al estilo de la casa y el jardín, elegir una ubicación con buena exposición solar, instalar pisos atérmicos y antideslizantes, optar por revestimientos durables como venecitas, evaluar sistemas de climatización para extender su uso durante el año, incorporar iluminación LED para reducir el consumo, sumar accesorios funcionales como cascadas o hidromasajes y planificar correctamente el sistema de limpieza y filtrado.