Un cambio de actitud, un replanteo del rol, algunas vocaciones personales que aparecen ahora. Hombres de empresas, varios de ellos en puestos de mando en sus negocios o en la dirigencia gremial de sus actividades se muestran ahora dispuestos a encarar un protagonismo en la política que no tenían. En realidad, desde 2008, cuando el gobierno nacional inició su enfrentamiento con el campo, una gran cantidad de ruralistas se planteó la necesidad de sumarse a las agrupaciones partidarias afines a sus ideas, con el propósito de llevar sus voces al Congreso Nacional. Así, muchos fueron electos legisladores, y, por nuestra provincia, Juan Casañas, es un exponente iniciático de aquella realidad, como exponentes del conflicto que dividió a la Argentina. Una militancia proveniente desde fuera del espacio de la política ganó un lugar destacado en la opinión publica y en la consideración de los electores. Históricamente, el empresariado argentino prefirió vincularse a ese mundo desde su propio espacio; acaso porque descontaban la capacidad de influencia que portaban o bien porque sus lobbies no requerían de la formalidad de los partidos. Hubo una época, en los años de participación popular muy acotada o de proscripciones en los que eran los "señores" de la política y marcaban el rumbo con su visión, en general conservadora. Más tarde, prefirieron volcarse, en lote importante, a la construcción de sus entidades madres o al gremialismo y tomaban mayor visibilidad en los gobiernos afines a sus causas. Pero, en estos años de democracia, quedó patente una retracción o un descompromiso de los hombres y mujeres de empresas importantes con los partidos y la política. Lo cierto es que desde 2008 a hoy, y aun cuando el balance de sus desempeños en la política debe ser merituado, un nuevo despertar parece haber llegado en ese sector social ¿Qué está ocurriendo? Algunos toman como ejemplo la participación de los hombres de negocios en la política de Brasil (el parlamento del vecino país tiene una cota de entre un 20 al 30% de gentes provenientes del campo, las industria y el comercio), otros consideran que, directamente, no se sienten "representados" o "contenidos" por los valores que portan aquellos que regentean los núcleos de poder o los "profesionales" de los partidos. Javier González Fraga, que llevaba una firma láctea, Felipe Salas, que ejerce la presidencia de la Unión Industrial de Tucumán, José Manuel Avellaneda, titular de la Sociedad Rural de estos pagos, entre muchos otros, son exponentes de esta reacción, de esta modificación del perfil de los políticos. Como la saludable incorporación de muchos jóvenes a esas lides, implicaría que el tiempo de la renovación dirigencial gana territorio; acaso sea también el arribo de criterios, iniciativas e ideas de mayor calado, responsabilidad, entrega e integración social y un compromiso de doctrina, prácticas, cultura y valores muchas veces ausentes o envejecidos.
Los nuevos actores de la política
El protagonismo de empresarios gana lugares en la oferta electoral. Entre el gremialismo y los lobbies. Razones.