BUENOS AIRES.- Muchas veces escuché decir que un quinto set, o un quinto punto de Copa Davis, más que con el cuerpo y la cabeza, se juega con el corazón. Verdad a medias: puede pasar lo mismo en un dobles, que en el caso del éxito argentino, lejos está de ponerle punto final a la serie contra Croacia. Fueron 5 horas de un tenis boicoteado permanentemente por el viento. Así, hubo muchas doble faltas, infinidad de errores no forzados, varios horrores en la red y ciertas decisiones poco habituales en jugadores de gran nivel. El corazón, la gente, el apoyo, la convicción. Cualquiera de estos ítems puede ser valedero para explicar el 3-6, 7-6, 6-3, 6-7 y 8-6 de David Nalbandian y Eduardo Schwank sobre Marin Cilic e Ivo Karlovic. En casa, cada uno tiene la libertad de tomar el que más le guste.
Fuera del resultado, hay un punto que no me gustaría olvidar. La caída de Nalbandian contra Cilic hizo que varios cuestionaran la decisión de Martín Jaite de incluir a David el viernes. Apenas 24 horas después, no es el triunfo en el dobles y mucho menos el nivel que tuvo el cordobés, los que avalan la elección del capitán. David jugó cinco horas el viernes, otras cinco ayer. Nadie que no esté bien puede jugar 10 horas de tenis de alta competencia en dos días. Y, de más está decirlo, no existe el capitán que prescinda de Nalbandian cuando él está para jugar.