Reservas, dólar y una transición con costos: qué medidas cambian del Banco Central
El economista Gabriel Fridrij analizó este martes en LA GACETA los recientes anuncios del Banco Central. En LG Play sostuvo que las medidas apuntan a corregir desequilibrios acumulados, principalmente en materia de reservas, tipo de cambio y competitividad, aunque advirtió que el proceso no será inmediato y tendrá efectos de transición sobre la inflación y la actividad.
Según explicó, una de las principales demandas del mercado, y también de los organismos internacionales, era que el Gobierno avanzara en la acumulación de reservas en dólares. “Tener reservas le da poder de fuego al Banco Central para intervenir en el mercado cambiario, afrontar compromisos en moneda extranjera y fortalecer su posición patrimonial”, señaló.
Fridrij recordó que, durante los meses previos a las elecciones, el Gobierno mantuvo el tipo de cambio “artificialmente bajo” con el objetivo de contener la inflación, lo que limitó la posibilidad de comprar dólares y acumular reservas. “Ese esquema ayudó a frenar los precios, pero fue a costa de perder competitividad y atrasar el tipo de cambio real”, explicó.
En ese sentido, consideró clave la decisión de ajustar las bandas cambiarias en función de la inflación. “Esto permite que el tipo de cambio real no se siga atrasando y que la Argentina no pierda competitividad. Cuando el dólar queda atrasado, se desincentivan las exportaciones y se incentivan las importaciones”, advirtió.
Para el economista, el mensaje del Gobierno es claro: aceptar una desaceleración más lenta del proceso de desinflación a cambio de recuperar competitividad, acumular reservas y sentar bases para un crecimiento más sostenible.
“Probablemente no veamos una baja de la inflación tan rápida como en meses anteriores, pero era difícil seguir perforando el piso del 2% mensual sin generar otros desequilibrios”, sostuvo.
BCRA.
Otro punto central del nuevo esquema, según Fridrij, es el rol de la tasa de interés. Destacó la necesidad de mantenerla en niveles que permitan reactivar la economía real. “La previsibilidad es importante, pero también que las empresas puedan endeudarse, invertir y operar, y que los consumidores tengan acceso al crédito”, afirmó.
En relación con la actividad, el economista señaló que la economía real sigue muy frenada, afectada por las altas tasas de interés y la inestabilidad cambiaria que se vivió entre julio y octubre. En ese contexto, explicó que la acumulación de reservas también implica una remonetización gradual de la economía. “El Banco Central va a comprar dólares y esos pesos van a volver a circular a medida que la economía los demande para funcionar y crecer”, indicó.
Fridrij comparó ese proceso con “volver a cargarle nafta al motor”, y aclaró que no se trata de financiar el déficit, sino de inyectar liquidez para acompañar la recuperación de la actividad. Incluso mencionó estimaciones que hablan de una acumulación de entre 10.000 y 17.000 millones de dólares, dependiendo de cómo responda la demanda de dinero.
Sobre el impacto en la sociedad, sostuvo que existe un apoyo mayoritario a las medidas, aunque con límites. “La gente entiende la necesidad de volver a un sendero de crecimiento genuino, pero la transición es difícil”, dijo, y recordó que más del 60% de los argentinos ajustó sus gastos diarios.
Finalmente, brindó algunas recomendaciones para el consumidor en este contexto: cautela en el gasto, comparar precios ante la fuerte dispersión existente, aprovechar cuotas sin interés reales cuando sea posible, tratar de ahorrar y, si no, reducir niveles de endeudamiento.
“Es un momento delicado, pero las medidas van en la dirección correcta. No es mágico y va a llevar tiempo”, concluyó.






















