El cuadro batió el récord de la obra más cara vendida en subasta. El flamante dueño pagó en Nueva York casi 120 millones de dólares. Y los diarios más importantes del mundo especulan con la identidad del comprador, aunque todo indica que "El grito" fue adquirido por el emirato de Qatar.

Entre los datos que sí se conocen se destaca que los agentes hablaban en inglés, en chino y en noruego. También se dio a conocer que hubo un momento de fuerte tensión, cuando una de las ofertas llegó a los 99 millones de dólares.

Eso sí, nadie pude certificar el nombre del millonario que compró la obra de Edvard Munch.

Los especialistas en el tema especularon -antes de concretarse la subasta- que entre los interesados estaban los de siempre: Ronald Lauder, Lily Safra, Roman Abramovich, Philip Niarchos y la familia real qatarí.

De hecho, Charles Moffett, el hombre de Sotheby's para el arte impresionista, moderno y contemporáneo, anunció hace unos días que ya tenía una decena de clientes interesados: cuatro asiáticos, dos rusos, dos norteamericanos y un museo.

"The New York Times" se interesó mucho en este misterio y brindó en su edición de ayer nuevas pistas: los candidatos son Paul Allen, cofundador de Microsoft, y el financiero ruso Leonard Blavatnik, pero es la familia real de Qatar la que lleva las de ganar.

Por su parte, "The Wall Street Journal" contó que en un primer momento eran cinco los que se disputaba el cuadro de Munch, hasta que la cifra llegó a los 80 millones de dólares. A partir de ese instante la pugna quedó en manos de sólo dos potenciales compradores.

La de "El grito" fue la venta más espectacular durante el remate efectuado en la sede de la prestigiosa Sotheby's, pero no la única. A lo largo de la subasta se recaudaron 330 millones de dólares. Un día inolvidable para el mercado del arte.

Impacto
"Es una de las pocas imágenes que trascienden la historia del arte y que tienen un alcance global, quizás sólo por detrás de 'La Mona Lisa'", afirmó el director de la venta, Simon Shaw. Agregó que la popular obra del pintor noruego (1863-1944) define la modernidad y es instantáneamente reconocible.

Fue poco antes de las 20 (hora local) la sala de Sotheby's quedó en completo silencio para dar inicio a la puja por "El grito". Empezaron a intervenir siete compradores, en un intercambio de cifras de vértigo que terminó reducida a una batalla entre dos personas anónimas a través del teléfono. Así se escribió la historia.