Por Jorge Figueroa
04 Mayo 2012
Cómo se explica que en estos tiempos de crisis económica se puedan pagar millones de dólares por una obra de arte? ¿Cómo se le fija un valor a una obra? ¿Por qué algunas valen 10 millones y otras 60 o 100? El mercado del arte siempre fue una incógnita para mí; y nunca me interesó, por otra parte. Sí puedo recordar que el boom se inició a fines de la década del 80, cuando los japoneses hicieron trepar por las nubes los precios de pinturas impresionistas y expresionistas (Ryoei Saito pagó U$S 82,5 millones por el "Retrato del doctor Gachet", de Van Gogh). Desde entonces no importa cuánta crisis haya si hay capitales que están dispuestos a invertir. Porque en el mercado del arte, por lo general, siempre se trata de inversiones (el arte sirve como un refugio de capitales, como cualquier otra mercancía), incluso con compras que tienden a prestigiar a determinadas monarquías o imperios, como es el caso del emirato de Qatar. "El grito" pertenece a un conjunto de pinturas, como "La Mona Lisa" y "La última cena" de Leonardo, el "David", de Miguel Ángel, y las marylins de Andy Warhol, cuya popularidad no tiene parangón. El arte se ha ido convirtiendo en un negocio millonario, una forma de inversión similar a las acciones, los inmuebles, el oro, o la soja, por estos lados. Y un lienzo como "El grito" es un valor seguro, que sólo puede aumentar de precio con el tiempo. Un ejemplo: el coleccionista Charles Saatchi compró en 1991 por 50.000 libras un tiburón en formol de Damien Hirst: 13 años después lo vendió por 6,5 millones de libras.
Lo más popular






















