El magnífico conjunto academicista que conforman los edificios del Teatro San Martín (entonces Odeón), el Savoy Hotel y el Casino es, sin lugar a dudas, el más destacado ejemplo de los planteos urbano-arquitectónicos del Tucumán del Primer Centenario que aún perdura.
Su historia se inició a comienzos de 1908: Faustino Da Rosa, reconocido empresario teatral de nacionalidad portuguesa, ex administrador del teatro Colón y de los teatros Opera y Odeón de Buenos Aires, le propuso al gobernador de Tucumán, Luis F. Nougués, la construcción del conjunto a cambio de la concesión de su explotación durante 30 años.
La propuesta incluía la edificación de "un gran hotel con ciento veinte habitaciones por lo menos y todos los detalles del confort moderno", al que se agregaba "un centro de diversiones, que atraerá seguramente una enorme clientela. Me refiero a un teatro-casino a la manera de los que funcionan en Niza, en las grandes playas y en nuestro propio Mar del Plata".
La elección de una manzana completa sobre el nuevo Bulevar Sarmiento, en las inmediaciones de la plaza Urquiza, apresuró la tendencia natural de crecimiento del barrio Norte, el de mayor impulso en el desarrollo urbano de la ciudad. Para la realización del proyecto, Da Rosa contrató a los arquitectos Emilio Hugé y Vicente Colmegna, de destacada trayectoria en el país, y convocó especialmente desde Buenos Aires a un ingeniero paisajista para que diseñara los amplios jardines.
Las obras se hicieron con celeridad y fueron inauguradas en 1912: el teatro abriría sus puertas el 18 de mayo, mientras el hotel y el casino lo harían el 9 de junio.
Proyectados según principios académicos, los tres edificios se estructuraron en una composición general de tipo simétrica, y emergen como íconos arquitectónicos exentos, independientes unos de otros, en medio de una extensa y continua superficie verde libre. Sin duda aportaron nuevos y significativos valores a la configuración del paisaje urbano de la ciudad.