Las nubes cargadas en el cielo del Parque Roca presagiaban la tormenta que se desató con la primera palabra de Martín Jaite en la conferencia de prensa. "Antes que nada quiero anunciar que Juan Martín Del Potro no va a jugar mañana (por hoy)". Un instantáneo murmullo inundó el espacio todo. Los rumores, otra vez, se volvieron hechos. Se escribió ayer que el clima en el equipo argentino no es el mejor. Se palpa, se respira. Se lee en gestos y miradas. Se desprende de silencios e ironías. Parecen ser horas para hacer equilibrio entre varias versiones que de tan diferentes, se estrellan entre sí. Según contó el propio Jaite, horas después de su triunfo del viernes Juan Martín le comunicó que no estaba en condiciones de volver a jugar y que iba a comenzar con la recomendación realizada por su médico de inmovilizar la muñeca izquierda durante 10 días. Faltaban más de 40 horas para el cuarto punto cuando se decidió no esperar hasta último momento a la máxima figura, algo tan común en nuestros tiempos deportivos.
En este escenario, la acción del dobles de ayer resulta anecdótica. Su resultado, en cambio, lejos está de serlo. República Checa dispone de dos chances para conseguir el único punto que le falta. Y en el primero dispondrá de su mejor carta, cansada, pero con el ánimo por las nubes.
Estamos en la mañana del domingo. El clima sigue raro. En los próximos días, noticias nuevas arrastrarán hacia el olvido la serie que nos convoca. Sus consecuencias, en cambio y aunque nos duela, parecen tener asegurados unos cuantos años de vigencia.