Los historiadores hemos considerado a Eric Hobsbawm el mayor estudioso de la historia viviente hasta ayer a la mañana, cuando nos enteramos de la noticia de su muerte. Sobre todo, hizo unos aportes muy importantes en la historiografía, en tanto y en cuanto sus obras se contraponían a la visión neoliberal que trató de imponer la famosa frase "el fin de la historia" en los ámbitos académicos y que Hobsbawm rotundamente negaba.

Por otra parte, tuvo la erudición y la capacidad de interpretar los procesos históricos desde un punto de vista que no era eurocéntrico -por más que muchas de sus obras se referían obviamente a problemas europeos- pero su mirada tomaba en cuenta un conjunto de procesos de distintos continentes.

Aportó mucho en una visión integral de las culturas y de los procesos de transformación de la sociedad humana que, en muchos otros historiadores extremadamente especializados, está ausente.