"La injusticia social necesita ser combatida; el mundo no se va a arreglar solo"

La influencia del historiador y pensador británico cruza varias generaciones.

La injusticia social necesita ser combatida;  el mundo no se va a arreglar solo
02 Octubre 2012
Hay pensadores decisivos, capaces de influir con sus enfoques a generaciones. Eric Hobsbawm es uno de ellos, tal vez porque su visión de la historia no se ancló nunca en el discurso erudito. Su interpretación del pasado, en especial desde 1789 hasta nuestros días, entrega valiosas lecciones acerca de por qué el mundo funciona como funciona. Fue un académico sensible y siempre preocupado por lo que vendrá. El título de su último libro ("Cómo cambiar el mundo") lo dice todo.

"La injusticia social necesita ser denunciada y combatida. El mundo no se va a arreglar por sí solo", afirmó Hobsbawm. Férreo defensor del marxismo, al contrario de otros prestigiosos historiadores de izquierda británicos, como Rodney Hilton, Christopher Hill o Edward Palmer Thompson, siguió perteneciendo al Partido Comunista después de la invasión de la ex URSS a Hungría, en 1956.

En junio pasado había celebrado su 95 cumpleaños con una cena. Varias personalidades enviaron sus mensajes de tributo, entre ellos el expresidente brasileño Lula Da Silva, a quien Hobsbawm describió como el hombre que ayudó a cambiar el equilibrio del mundo.

Hobsbawm venía peleando desde hace años con la leucemia. La enfermedad lo doblegó ayer, pero él nunca paró de trabajar. Es más: legó un libro, que está en fase de corrección y se publicará el año que viene. Estuvo casado durante medio siglo con Marlene, y dejó tres hijos, siete nietos y un bisnieto.

Su estilo se caracteriza por dos elementos básicos: el poder de síntesis y la capacidad para explicar con claridad temas complejos. Se nota desde su primer libro -"Rebeldes primitivos"-, ensayo que abrió nuevas vías de estudio de las luchas campesinas en el mundo.

"Cada historiador tiene su vida, una posición desde la que contemplar el mundo -sostuvo Hobsbawm-. Mi propia atalaya está construida, entre otros materiales, de una infancia en Viena en los años 1920, los años del ascenso de Hitler en Berlín, que determinaron mi posición política y mi interés por la historia; y la Inglaterra -especialmente el Cambridge- de los 1930, que confirmó ambos". "Aunque cuando cumplió 80 años el primer ministro Tony Blair le concedió al historiador una de las distinciones más singulares, el título de Companion of Honour, una orden a la que no pueden pertenecer más de 65 miembros de países de la Commonwealth, Hobsbawm fue crítico con las políticas de Blair y en especial con la invasión de Irak", destacó Walter Hoppenheimer en el diario El País. Políglota, cosmopolita, Hobsbawm escribió sobre temas muy diferentes, incluso acerca de la historia del jazz, género del que era un gran aficionado.

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