BUENOS AIRES.- Gastón Severo insistió hoy con que lo de su padre, Enrique Alfonso Severo, fue un secuestro y durante su cautiverio permaneció encapuchado por lo que, sostuvo, no sabe dónde estuvo ni pudo reconocer a nadie.
En declaraciones a la prensa a las puertas de la UFI 3 de Avellaneda, el joven relató que su progenitor no le dio mucho detalles sobre lo sucedido y confió que esta tarde "estaba con los psicólogos" y lo dejó con ellos porque pensó que era mejor.
"Lo golpearon bastante", señaló y remarcó que su padre, testigo clave del crimen del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra. También reiteró que al ser encontrado anoche "tenía las manos atadas con precintos, no tenía parte de la ropa, la campera y los zapatos, estaba descalzo".