Extraño el sentimiento de los simpatizantes de Vélez. Por un lado lloraban de emoción por el nuevo título que conquistó su equipo, pero gran parte de esas lágrimas fueron porque no saben si Ricardo Gareca seguirá siendo el entrenador del equipo en la próxima temporada.
"Los tiempos se apresuraron con la definición del campeonato y mi continuidad la vamos a definir en los próximos días", sostuvo el "Flaco" que ayer logró su tercer título con el equipo de Liniers e igualó la marca cantidad de campeonatos locales que consiguió Carlos Bianchi, otro de los técnicos emblemáticos del club. Sin embargo, la diferencia entre ambos entrenadores es que el "Virrey" sumó tres títulos internacionales (Libertadores e Intercontinental en 1994 e Interamericana 1996), algo que Gareca todavía no consiguió.
Pero en Vélez no sólo idolatran al "Flaco" por los títulos que sumó, sino porque generó ingresos monstruosos por la venta de jugadores surgidos en las inferiores (Nicolás Otamendi, Ricardo Álvarez y Héctor Canteros, entre otros) o los que pidió contratar (Maximiliano Moralez, Augusto Fernández y Santiago Silva, por sólo nombrar algunos).
Ejemplos sobran. Después de haber logrado el Clausura 2011, Vélez logró que a sus arcas ingresaran 22 millones de euros por las transferencias de Silva, Moralez y Alvarez al fútbol italiano.
"Es el premio a la continuidad en el trabajo, hace años que estamos en el club (desde el 2009) y eso es importante", se apuró en aclarar con razón Gareca. Y en este torneo lo volvió a demostrar. Comenzó a jugarlo con un plantel diezmado -fueron transferidos Marcelo Barovero, Fernando Ortiz, Víctor Zapata, Fernández, Martínez, Mauro Óbolo y Canteros-, pero apostó a la base, con los juveniles como (Gino Peruzzi, Lucas Romero y Agustín Allione) y sumó a Facundo Ferreryra y a Sebastián Sosa para ganar otra corona. ¿Cómo no pedir que se quede?