Encontrar un recuerdo deportivo más o menos copado de 2012 para colgarlo en un cuadrito, corre con una desventaja considerable en la cabeza de Juan Pablo Pereyra. Está todo bien igual, aunque para sus adentros, el lungo siente que vive en el debe, y en este caso la deuda no se cancela con dinero, sino con sangre sudor y lágrimas. "Y, yo no estuve para ayudar al equipo", repite a modo de lamento y queja el hombre de piernas largas y gambeta endemoniada de 25 de Mayo y Chile.
El hincha de Atlético, que se ilusionó con su regreso en el arranque del torneo, lo vio poco. Casi nada en realidad, porque aplaudió por TV su gol en el 5-2 a Defensa en Varela, y después lo disfrutó apenas unos minutos en el Monumental, rato antes de que su rodilla zurda se peleara con los ligamentos y todo estallara en una lesión que ningún futbolista quiere sufrir. Luego llegó la operación conciliatoria que devolvió la esperanza y el deseo de volver a jugar lo antes posible.
"Ahora estoy muy bien. Estimo que llego en un 80 por ciento a la pretemporada. Llego, llego", le adelanta a LG Deportiva Juan Pablo, a quien casi debieron tirarle aceite hirviendo para que regrese a San Lorenzo para tomarse un descanso.
Pereyra no tenía intenciones de apagar la luz. "Nada de vacaciones. Todos los días entreno pensando en la vuelta. La rodilla responde y eso me motiva. No pude irme a ningún lugar. No quise parar. Demasiada ventaja di ya. Quiero volver el 3 de enero y estar a la par de mis compañeros".
Su discurso no es de disco rayado, "Flaco" piensa, calcula y recalcula cómo puede ser su primera vez en una cancha después de la operación. ¿Se animará a tirar un caño? "Je, ojalá; Dios quiera que al menos la pueda entregar al pie, que la toque bien al menos, ja, ja, ja". Esa risa no viene cargada de nervios, sino de ansiedad.
"Fue muy duro mirar todo desde afuera. Fue muy duro para mi familia también. Ellos estuvieron siempre a la par y se lo agradezco con el alma". Ese "ellos" empieza a desmembrarse y termina repartiéndose en partes iguales en el sentir de "JP". Itatí, su esposa, y Juan Cruz, su pequeño hijo, fueron su voluntad, sus ganas, su necesidad de seguir adelante. Fueron y son sus fieles compañeros en esta batalla por la vuelta al fútbol.
"Hoy por hoy los sigo haciendo trabajar. Estamos de vacaciones pero no lo estamos, je... Se comieron el garrón de verme con la pierna así. Al principio fue duro, necesité mucho de su apoyo psicológico", reconoce.
La devoción de Pereyra por el trabajo viene a colación de la imperiosa necesidad de volver a pisar el escenario que más feliz lo hace: una cancha de fútbol. "Quiero jugar. Calculo que en la segunda o tercera fecha ya voy a estar listo para pelear por el ascenso". Chan.
"Sí, por el ascenso. Estoy convencido de que nosotros vamos a pelear. Me gustaría que Atlético vuelva a la cancha de River, a la cancha de Boca. Quiero seguir entrando en la historia rica del club", vuela hacia fines de junio de 2013 "JP".
Para Navidad, su pedido a Papá Noel se encarrila en otra vía. "Lo único que pido es salud para toda la familia; que todos estén bien. Después, todo lo demás tiene solución. ¿O no?", pregunta con una sonrisa fresca, de esas que confirman que el pasado está bien pisado.