Por Tomás Rocca
El Dakar es un mundo distinto, con sus propias leyes y costumbres. Tanto, que la muerte está naturalizada al punto de aceptarla sin tristeza, pero sí con respeto. Aunque cueste creerlo, un accidente fatal de un participante es una incidencia más en la competencia más dura del mundo.
"Somos un número y cuando te toca, te toca", dijo el motociclista español Joan Pedrero, quien corre su quinto Dakar.
La particular reflexión, compartida por otros pilotos, sirve para darse cuenta de que aquellos que participan en esta carrera saben a qué riesgos se enfrentan. También ayuda a entender porqué el día después del fallecimiento del motociclista francés Thomas Bourgin, de 25 años, no despertó dolor ni congoja.
"En el automovilismo la muerte está siempre presente y más en esta carrera. Pero los pilotos no pensamos en eso. Si fuera así, directamente no correríamos. Una vez que tenemos el casco puesto en lo único que pensamos es subirnos a nuestros vehículos, acelerar y ganarles a todos", dijo un competidor argentino que está en su tercer Dakar y que prefiere no dar su nombre: "No me gustaría que mis hijos piensen que me vengo a suicidar".
Con el fallecimiento de Bourgin, el Dakar acumula 60 muertos en sus 34 años de historia. Apenas en ocho ediciones no hubo víctimas fatales (1980, 1989, 1995, 1999, 2000, 2002 y 2004). Siete son los fallecidos desde que en 2009 la competencia desembarcó en Sudamérica.
Las estadísticas también indican que los motociclistas son más propensos a perder la vida ante un accidente. "Ellos son los que más riesgos toman. Nosotros, los que competimos en coches, nos debemos sentir afortunados", dijo el argentino Orly Terranova, protagonista de la clase autos con el equipo X-raid.
El piloto, que realizó sus primeras experiencias dakarianas en dos ruedas, dio un consejo para los competidores en general: "Siempre les digo que cuando se sienten adormecidos, paren diez o quince minutos hasta despabilarse. Los enlaces de una prueba como esta son tan duros como los tramos contra reloj".
"Es muy penoso que le pase esto a un piloto que viene a competir y encima en el enlace", agregó el chileno Francisco "Chaleco" López, quien además se sumó a la teoría que indica que el debutante Bourgin pudo haberse quedado dormido.
El accidente ocurrió en una zona "de mucho sueño", en un tramo a más de 4.700 metros sobre el nivel del mar, donde la falta de oxígeno produce adormecimiento.
El Dakar es una aventura, pero también una carrera en la que los pilotos se juegan la vida y ellos lo saben muy bien. Porque, como dijo Pedrero, "al que le toca, le toca". (DPA)