Uno de los principales objetivos de política económica para 2012 fue conseguir un superávit de balanza comercial superior a los U$S 10.000 millones. En un año que se presentó con una importante caída en la demanda mundial ante la crisis económica en los países centrales, la previsión de una desaceleración en el valor de las exportaciones argentinas por menores cantidades embarcadas al exterior (aún cuando se dieran elevados precios para los principales productos exportados), llevó a que la respuesta de corto plazo para lograr el objetivo fuera una política de freno a las importaciones de bienes y servicios, explica un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Esto fue en base a instrumentos no arancelarios y trabas al circuito para acceder al cierre de estas operaciones.
"Del total de lo que compramos al resto del mundo, un 80% corresponde a productos necesarios para poder llevar a cabo la producción local: insumos, combustibles y lubricantes, bienes de capital", señala el reporte. En este sentido, agrega el Iaraf, resultan particularmente preocupantes las menores importaciones de los últimos, dado que constituyen parte importante de la inversión, la cual resultó afectada negativamente el pasado año.
El último dato oficial disponible de inversión bruta interna fija (IBIF) mostraba una caída interanual del 15%, verificándose que el rubro equipo durable de producción (el cual representa la mitad de la IBIF) tenía una baja del 27%, compuesta por equipos nacionales creciendo apenas un 4%, frente a importados cayendo un 42%.
Otro aspecto relevante para la infraestructura productiva agregada es la evolución reciente de la balanza energética. Según el informe privado, las exportaciones argentinas de Combustible y Energía -principalmente petróleo- llegaron a su máximo en 2006, a partir de ese año comenzaron a estancarse, y mantuvieron su valor en dólares relativamente estable. Por el contrario, las importaciones de Combustibles y Energía -principalmente gas- han seguido una senda exponencial de aumento, sólo interrumpida en 2009 como resultado de la menor demanda interna de energía derivada de la desaceleración económica que afectó al país en ese año. Luego, las compras externas de energía retomaron su senda ascendente, llegando en 2012 a unas importaciones estimadas de casi U$S 10.000 millones. Asimismo, la Balanza Energética fue cobrando cada vez mayor importancia con respecto a la Balanza Comercial.
Cierre
Durante 2012, hubo una pronunciada caída en el grado de apertura de la economía, medido como el cociente entre el comercio con el resto del mundo y el PBI argentino. "Ese indicador tomó uno de sus valores más elevados en 2008, cuando la suma de las exportaciones más las importaciones argentinas equivalieron a casi el 40% del PBI, y en 2012 se habría reducido al 30% (la más baja desde 2002) ante los bajos valores relativos de exportaciones e importaciones", acota. Así, la menor apertura o "cierre" de la economía provino de ambas variables: las exportaciones pasaron del 18% del PBI en 2011 al 16% en 2012, mientras que las importaciones pasaron del 16% al 14% del PBI entre ambos años, finaliza el Iaraf.