En 2011, el guionista y cineasta italiano Nanni Moretti (Abril, Caro Diario, La Habitación del hijo) estrenó "Habemus papam", una comedia satírica sobre el "lado humano" de la figura papal.
Profeta o inteligente observador de la cultura del siglo XXI, Moretti, un referente de la izquierda italiana, contó la historia de un papa recién electo -personaje compuesto por Michel Piccolí- que, atacado por la duda acerca de su vocación o fortaleza para tamaña responsabilidad, huye en un ataque de "pánico escénico", ante la estupefacción del núcleo duro del Vaticano, que ya le había anunciado a la multitud de fieles instalada en la plaza Marcos, el clásico "Habemos papam".
En clave irreverente, por momentos delirante (recordar ese partido de voley entre todos los cardinales, en otra señal de humanidad) el filme de Moretti muestra a un papa visceralmente humano que en los majestuosos salones del Vaticano es asistido por un psicoanalista -ateo, por supuesto- que trata de ayudarlo a superar esa encrucijada existencial. Otra vez, el cine haciéndole un guiño a la realidad, advirtiéndole que todo es posible en el mundo terrenal. LA GACETA