Cada vez que se enfrentan Atlético y San Martín se vive otro clásico: el del terror. Pese al esfuerzo de muchos, los violentos y los vándalos volvieron a arruinar la fiesta. ¿Resultados? Vecinos indignados por daños en sus propiedades; cinco policías heridos -uno de ellos quedó internado en terapia intensiva-; un efectivo aprehendido por mostrarles su arma reglamentaria a los jugadores de San Martín -leyó bien-; un partido que estuvo suspendido durante siete minutos por incidentes en las tribunas y enfrentamientos entre los hinchas y los uniformados antes de que comenzara el duelo.
Laura Moya, vecina de Bolivia al 500, está angustiada. Como ocurrió el año pasado, los simpatizantes "santos" le rompieron a pedradas las ventanas de su casa y provocaron daños en el vecindario. "Todos los vecinos presentamos una nota ante Jorge Gassenbauer -ministro de Seguridad- y Hugo Cabral -Defensor del Pueblo- para hacerlos responsables por lo que llegara ocurrir. Y finalmente sucedió lo que temíamos. Esperemos que nos den una respuesta", se esperanza la mujer. A partir de hoy, se plegarán al reclamo las decenas de ciudadanos que terminaron con sus vehículos dañados porque se cruzaron con los simpatizantes "santos" en la zona de avenida Sarmiento y Junín.
"Fue un estúpido que tendrá que dar explicaciones ante la Justicia", recalca el comisario Jorge Racedo, jefe de Policía al referirse al agente que, después de pelearse con los jugadores "santos", los amenazó con su arma reglamentaria. "No era personal afectado al operativo de seguridad, había sido contratado por Atlético", agrega el funcionario.
El gol de César More desató la locura en el Monumental. Los simpatizantes "santos" arrancaron una de las rejas y el partido se suspendió durante siete minutos. El clima se fue caldeando y llegó a su máximo punto cuando los hinchas de La Ciudadela salieron del estadio. En la esquina de Bolivia y 25 de Mayo se enfrentaron con los uniformados que, al quedarse sin postas de gomas, les devolvieron las piedras que les arrojaban los violentos. Si leyó bien, fue otra escena dantesca que arrojó el clásico. Cinco uniformados resultaron heridos; entre ellos, el comisario Gerardo Ardiles, que terminó internado por un traumatismo de cráneo.
Y antes del partido también hubo incidentes. Los hinchas no respetaron los vallados ni la veda alcohólica. También destrozaron y quemaron las mallas de plástico que se pusieron para evitar que los hinchas caminen por la vereda y provoquen daños en las propiedades de los vecinos. Ante la falta de buenos accesos, todo fue desorden a la hora de ingresar.
"Lo que vivimos los vecinos cada vez que se juega un partido así es un golpe psicológico. No hay derecho que ello ocurra. Evidentemente no se trata del operativo", agrega angustiada Laura. La pregunta tiene una sola respuesta: los clásicos deberán jugarse con una sola hinchada para evitar todos estos. ¿Estadio único? Imposible, el gobernador José Alperovich considera que es tirar la plata y que los escenarios de los grandes sirven para este tipo de encuentros. LA GACETA