El gol que anotó ayer Juan Pablo Pereyra significó mucho más que el primer grito de la victoria ante San Martín, por la Copa Argentina. Ese tanto representó el fin del maleficio que perseguía a los "decanos". Es que, después de exactamente un año un delantero de Atlético, con la camiseta con el nueve en la espalda pudo llenarse la boca de gol.
Poder ofensivo no le falta al equipo de Ricardo Rodríguez. Tiene 30 goles marcados en la B Nacional, lo que lo ubica en el podio de los cuadros más goleadores en lo que va de la temporada. Sin embargo, hasta ayer, la particularidad es que nadie pudo anotar con ese dorsal que es sinónimo de gol.
La última vez que un jugador, usando la nueve, había anotado un gol (golazo en realidad) fue en marzo del año pasado gracias a Daniel Salvatierra, ante Almirante Brown. Luego de ese encuentro, Alfredo Carrizo, Enzo Maidana, Federico Almerares, Juan Manuel Cobelli y Leandro Collavini son algunos de los atacantes que lucieron la casaca más pesada sin poder inflar las redes. La maldición ya fue cortada. Ahora, aplaudan y no dejen de aplaudir los goles del 9 que ya van a venir. LA GACETA