CIUDAD DEL VATICANO.- El proceso de elección de un papa es complejo y altamente ritualizado. En este cónclave en el que no hay claros favoritos, es probable que demore algunos días y lleve varias jornadas.
Para ser elegido Papa es necesario alcanzar dos tercios de los votos de los cardenales electores. Dado que este año participan 115 purpurados con poder de decisión (menores de 80 años), se necesitan 77 votos para ser elegido.
La normativa vaticana establece que en el segundo, tercero y cuarto día se celebren cuatro votaciones por día: dos votaciones por la mañana y dos por la tarde. Después de cada una, saldrá una fumata de la chimenea de la Capilla Sixtina: será blanca si se eligió un nuevo papa y negra si ningún cardenal logró reunir dos tercios de los votos.
Si, tras esos tres días, ninguno ha alcanzado los 77 votos, se procederá a una jornada de reflexión y plegarias en la que no se votará. Después se reanudarán las votaciones para otros siete eventuales escrutinios. Si tampoco ha salido Papa, habrá una nueva jornada de reflexión y se abrirá paso a otros siete escrutinios. Si sigue sin haber fumata blanca, habrá otra pausa de reflexión y otros siete escrutinios.
Si se llega a los 34 escrutinios sin que haya una decisión, se vuelve a elegir entre los dos cardenales más votados, pero éstos no podrán participar en la votación.
Benedicto XVI fue elegido el 19 de marzo de 2005 en la cuarta votación, Juan Pablo II el 16 de octubre de 1978 en la octava votación y Juan Pablo I el 26 de agosto de 1978 en la cuarta. (EFE)