Con junio llega una esperanza. La de que a los tucumanos van a gobernarlos en serio. Porque, es evidente, en lo que va del año fue en broma. Sin embargo, según encuestas que manejaría el oficialismo, buena parte de la ciudadanía no se habría percatado de que hasta aquí todo había sido en chiste. Por eso, las autoridades de los poderes públicos, durante la última semana, hicieron gala de un humor fuera de serie. Nunca visto...
Porque tiene que ser un chascarrillo que José Alperovich defenestre a la oposición diciendo que sus adversarios sólo quieren un sueldo de diputado. O sea, ¿cómo va a decir justamente él, "en serio", una cosa semejante? Porque el gobernador puede mofarse de quienes lo enfrentan haciendo notar, por ejemplo, que si el sector del senador José Cano insiste con imponer todos los nombres para la nómina de candidatos a diputados, antes que una lista conseguirá aglomerar el "anticanismo" en la UCR. Pero que el mandatario cuestione a los políticos asalariados tiene que ser "una gastada". ¡Si a él sólo se le conoce militancia en cargos remunerados! Fue legislador del radicalismo, ministro del mirandismo, senador del justicialismo menemista y gobernador del alperovichismo kirchnerista.
¿De verdad no se nota que es un "graciosismo" del mandatario? Es obvio. ¿Cómo él va a endilgarle a sus contrincantes que quieren beneficiarse con la renta estatal? Nunca diría eso de verdad, porque sería un bumerán. Su esposa es senadora de la Nación, designó a su hermano como uno de sus colaboradores en la Cámara Alta, y dejó a su hermana como ministra, además de como legisladora en uso de licencia. Y aunque ella es la tercera autoridad de la Nación, su hija y su cuñada son prestadoras del PAMI: proveedoras del Estado nacional. A lo que se suma que un primo del matrimonio es diputado. Y que otro primo es legislador. Y que un yerno es secretario de Estado. Y que un consuegro es funcionario de Casa de Gobierno.
La polenta no se toca
¿Cómo no va a contar esos "cuentos de salón" Alperovich, si la mismísima Presidenta de la Nación lo hace?
Cristina Fernández le dijo al pueblo argentino que grupos de militantes (con el respaldo del amayismo en Tucumán) van a recorrer los supermercados para controlar que no aumenten el arroz ni los fideos, ya que hay que "Mirar para cuidar". Mientras tanto, los diputados K convirtieron en ley el blanqueo de capitales, que bien podría llamarse "Cuidado con mirar" los millones de dólares sacados por izquierda del país, que ahora quieren "repatriar". En buena medida, esos dineros negros fueron forjados en negociados con el Estado. Ahora retornarán sin que nadie interrogue su origen y, por supuesto, sin pagar tributos. Porque los que pagan impuestos son los gobernados, por llamarles de modo elegante -e hilarante-. Así que traigan todas las valijas con plata negra que quieran, ¡pero ojito con cobrarles más caro la polenta a los contribuyentes!
Cuando dice "sí" es "no"
El sentido del humor también es cosa de mujeres. Y para ratificarlo estuvo la presidenta del PJ tucumano, Beatriz Rojkés, que ensayó una variante de "No dije lo que dije", unipersonal que ya escenificó varias veces. Como cuando defendió a Hugo Moyano y aseveró que, independientemente de los vaivenes en las relaciones con Cristina, el camionero jamás iba a ir en contra del país y sus instituciones. O cuando votó a favor del proyecto de la UCR para crear una comisión que investigue las vinculaciones de Amado Boudou con la ex Ciccone. O cuando dijo, en el caso de Mercedes Figueroa, la niña asesinada a puñaladas en el barrio Echeverría porque se resistió a que la violaran, "no podemos tener al señor Estado a la par de una familia que está borracha, y permite que una criatura de seis años esté sola".
El pasado 16 de mayo, en el congreso del PJ, la primera dama manifestó: "para ganar vamos a llevar al mejor candidato que tenemos. No me asusta ni me avergüenza la palabra testimonial, porque sabemos que estamos poniendo lo mejor, que es José Alperovich". Ahora aclara que no estaba afirmando que su marido iba a ser el primer postulante testimonial a diputado. ¿Cuál es el chiste? Discutir si ella sí dijo o no dijo lo que efectivamente dijo. Ese no es el asunto. Lo central en el subtrópico se reduce a si Alperovich, en caso de presentarse y ser electo diputado, asumirá en la Cámara Baja o dirá a los tucumanos que todo era "una bromita para Marcelo Tinelli". Defraudar o no defraudar al sistema representativo de gobierno, esa es la cuestión.
De perfil, pero de espaldas
Por supuesto, las humoradas no son patrimonio de los Alperovich. Para que los tucumanos se dieran cuenta de que estos cinco meses no fueron en serio en lo referido a la cosa pública, el Consejo Asesor de la Magistratura citó a hombres y mujeres del Poder Judicial y del Poder Legislativo a una obra de picaresca para debatir "el perfil del juez". ¿Cómo podría ser cierta tal cosa después de la persecución contra el secretario judicial Carlos López, seis veces ganador de los concursos del CAM, y seis veces marginado impunemente y sin explicación por el Poder Ejecutivo?
Es más: en la puesta en escena pudo verse a vocales de la Corte Suprema de la Provincia, siempre sonrientes. Cuando López ganó el sexto concurso y Alperovich lo volvió a discriminar por su pasado como secretario de la Fiscalía Anticorrupción, accionó judicialmente para frenar el proceso y obtuvo una cautelar del camarista en lo Contencioso Administrativo (y republicano), Rodolfo Novillo. Fue entonces cuando la Corte solicitó el expediente para verlo, pero en broma: en realidad, lo pidió para quedárselo. Y en menos de 24 horas consiguió dictamen del Ministerio Fiscal y decidió que el asunto se resolvería en el superior tribunal. Ahí, por supuesto, dijeron que Alperovich tiene todo el derecho a proscribir al secretario judicial de idoneidad reincidente, sin dar explicación alguna. Porque el mandatario, desde algunas magistraturas, no es visto como el gobernador de Tucumán, sino como su dueño.
Estos mismos magistrados que debaten sobre perspectivas institucionales le negaron a López el recurso extraordinario para que la sentencia adversa de la Corte tucumana (el único fallo de fondo en el caso, porque a Novillo le manotearon el expediente antes de que se pronunciara) pudiese ser apelada en la Corte nacional (que negó el recurso de queja posterior). O sea, se reúnen para discutir sobre el perfil del juez los que le negaron el derecho básico a la doble instancia judicial a un tucumano. El chiste es que ya tienen el perfil: para ser juez durante el alperovichismo no hay que registrar indicios de voluntad de investigar al poder, ni tener una foja de servicios sin denuncias de robo de expedientes ni tráfico de influencias, ni ser un hijo de vecino que entró a Tribunales como ordenanza y se recibió de abogado mientras trabajaba, ni ganar seis concursos. El "gag", por si no se entendió, es que, desde hace 10 años, ese perfil se aprecia en incontables despachos judiciales.
El que llama, paga
Por supuesto, la arena mayor del humor institucional terminó siendo, durante la semana que se fue, la Legislatura. Pero no por la sesión del miércoles, en la que autorizaron a la democracia pavimentadora a gastar por contratación directa $ 100 millones del "Plan Más Cerca" para una campaña a puro cordón cuneta. Eso de que la licitación pública debe primar en el Estado es uno de los chistes más conocidos de la Constitución alperovichista.
La gran comedia legislativa se montó fuera del recinto. Justo cuando los taxistas inmovilizaban el centro de Concepción y hacían llover huevos sobre el centro judicial, para repudiar la muerte de Miguel Ángel Robles: falleció un mes después de un asalto, por los golpes que recibió de los delincuentes. Mientras esos trabajadores gritaban en la calle que la inseguridad está matando a los tucumanos, la Policía se convertía en un peligroso teatro de revistas. Al escándalo de los malvivientes que figuran presos pero dejan huellas dactilares en entraderas a barrios cerrados, se sumó la detención de un jefe policial, sospechado de tener participación en el atraco a un shopping. Y, sobre llovido mojado, encontraron una mujer visitando a un reo en su celda durante la trasnoche.
Fue ahí cuando apareció un grupo de legisladores del alperovichismo con un proyecto para modificar la Ley de Contravenciones Policiales. ¿Habían decidido patear el tablero y rehacer esa norma declarada inconstitucional por la Corte nacional, ya que avala aprietes y no garantiza ni el mínimo derecho a contar con un abogado para declarar? No exactamente. La propuesta parlamentaria fue castigar a los bromistas que llamen para hacer denuncias falsas a los números de emergencia. Que a nadie le quepa la menor duda: en esta provincia, a los chistes los hacen las autoridades...
¿Cómo se le puede ocurrir a alguien, por un instante siquiera, que es "en serio" esto de que el legislador que es hijo del ministro de Seguridad Ciudadana va a proponer "tolerancia cero" con los jocosos telefónicos, justo cuando esta provincia se cocina a fuego vivo por el recrudecimiento de la delincuencia más violenta? Por favor... Es como que el alperovichismo impulsará por ley el Día del Sánguche de Milanesa aquí donde los chicos se morían de hambre durante el mirandismo.
El que ríe al último
A ver, entonces, si los tucumanos se dan cuenta de que hasta mayo, inclusive, todo era una broma. Esto no es más que los miembros de los tres poderes haciéndoles chistes a los tucumanos para que se distiendan un poco frente a la inflación. ¡Si hasta el Indec se prende en esa cargada cada vez que divulga sus índices!
Es decir, hay que asumir que están bromeando, porque lo contrario es dramático. Porque lo opuesto consiste en que les están tomando el pelo a los ciudadanos. En que se le están riendo en la cara a los tucumanos. Y eso no pasa, ¿verdad?