Fernando Ferreyra era empleado del Ingenio San Juan y trabajaba como taxista cuando lo secuestraron, el 13 de mayo de 1977. Fue llevado al Arsenal (el centro clandestino que funcionaba en el predio de la Compañía de Arsenales Miguel de Azcuénaga), cautiverio del que conserva, como secuela, un proyectil en la espalda.
Igual, dice, "saber dónde estábamos de nada nos servía, porque el castigo seguía lo mismo...era un terror estar ahí", asegura.
Ferreyra es el segundo testigo en la audiencia de hoy del juicio por torturas, secuestros, homicidios, violaciones, entre otros delitos de lesa humanidad, cometidos durante el Operativo Independencia (1975) y la dictadura que comenzó en 1976. En la Megacausa Arsenales II- Jefatura II hay 41 imputados, entre los que hay ex gendarmes, ex policías, ex militares y dos civiles.
"Después de esto no podía trabajar en ninguna parte porque me hacían radiografías y me salía el proyectil -relata Fernando-. Uno se tocaba las manos para saber si era un sueño".
Antes que Ferreyra, declaró Guillermo Enrique V, que era trabajador del Ingenio Aguilares, y recordó que varios de sus compañeros, ocmo Peto Pereyra y Mori Amaya, entre otros, también fueron secuestrados, como él.
Luego, se escucha el audio de la declaración de Roberto R, que trabajaba para el Ingenio Santa Rosa. Él, su padre y sus cinco hermanos eran obreros del surco. En su testimonio, cuenta que se llevaron a su hermano Pedro, de 21 años, el 25 de enero de 1977. Trabajaba en el sindicato, con su padre. Nunca volvió.