Sobrarán estrellas, pero faltará la más radiante. La mejor, la que brilla con luz propia siempre. Lionel Messi no tendrá cabida en la competencia más parecida a un Mundial de fútbol, y... No debe haber algo más parecido a una injusticia divina y futbolera que eso.
Argentina no jugará la Copa de las Confederaciones 2013 y, a pesar de un Brasil imponente en escenarios y protagonistas de lujo de cada uno de los continentes, el mundo se privará del mejor que tiene, del crack que acurruca como prodigio. Ese que siempre está (y debe estar) pero que un día, en los que siguen, no podrá hacer más que mirar todo desde la ventana. Verdadero pecado...
Sin Messi los ojos, en su mayoría locales (sólo se espera que el 3% del público sea extranjero) mirarán para todos lados. Sobrarán lupas sobre Xavi (volante España), Neymar (figura de Brasil), Edinson Cavani (Uruguay) ¿Alguno ocupará su puesto? Difícil, al menos no lo igualarán. Y eso es algo que a todos les queda claro. El ganador del premio a la figura deberá convivir con haberlo sido en un torneo donde no pudo competir con el mejor.
Por eso la misión será gigante para los cariocas organizadores del evento. Deberán animar todo sin el artista del momento, sin El protagonista, el que se carga el espectáculo al hombro y deja en segundo plano las majestuosidades del entorno, esas que por su ausencia aquí darán bastante que hablar.
La Copa de las Confederaciones será una buena prueba de los brasileños para medirse como organizadores mundialistas; será la antesala de la máxima competencia (la del 2014), esa para la que todos los detalles ya deberán estar en su punto justo. Y donde Messi sí podrá hacer el resto.