"Un día trajeron a un señor de Tafí Viejo y lo colgaron de las manos. Lo dejaron ahí hasta que murió". "El día que mataron a Enrique Díaz era el 12 de octubre. Lo picanearon hasta que lo mataron". "Un día nos sacaron a todos porque iba a ir el jefe (Antonio) Bussi a vernos. Nos hicieron formar fila. Iban sacando personas de la hilera. Me sacaron '¡Esa no es, métela!', dijo uno. La sacan a Trini (Iramain), que estaba detrás. Nos vuelven a hacer entrar. Sentimos una ráfaga de ametralladoras. Fue la última vez que la vi". Esos son algunos pasajes del duro relato que María Cristina Rodríguez Román de Fiad hizo durante esta semana en el juicio por la megacausa "Arsenales II- Jefatura II". Afirmó haber estado en el Arsenal "Miguel de Azcuénaga", el centro clandestino de exterminio más grande del NOA.  Describió la muerte de varias personas y también pudo ver y hablar con otras víctimas de la causa.

"Peor era no decirlo"
La mujer, que trabajaba en una finca, fue secuestrada el 20 de septiembre de 1976 y liberada un mes después. Ella se encontraba dentro de su auto junto a sus hijas y a Raúl Vaca. (permanece desaparecido)  en la calle Rivadavia al 300. Explicó que los tiraron en el piso de la parte posterior y que a las niñas las dejaron en la calle.  De allí los llevaron a la dependencia militar. "Nos metieron en unas caballerizas. Había muchas personas. Un día me sacaron y me llevaron a la picana para que escuche la tortura. Me dijeron que eso me pasaría si no decía donde tenía escondidos a los guerrilleros", lamentó. Agregó que su auto fue utilizado para otros secuestros y que su casa fue saqueada mientras estuvo detenida.

Recordó haber compartido cautiverio también con Enrique Sánchez, Ana María Sosa, Luis Falú, Rafael Yáñez, José Díaz Saravia, Teresa Guerrero y Hernán González., entre otros. "Ana era una mujer de bondad sin límites. Vivía pendiente de que estemos bien. Conseguía pajitas de escoba y con hilitos tejía cositas que nos regalaba. Permanentemente hablaba de sus hijos y de su marido", recordó. También afirmó que Enrique estaba muy angustiado: "tenía un bebé muy chiquito. De lo único que hablaba era de su mujer y su hijo, que los amaba. La noche que me sacaron para liberarme se arrima  y me da un beso. Me dijo 'buscala a Alicia (Noli) y decile que los amo'". Tanto Ana como Enrique están desaparecidos.  

Mencionó entre los interrogadores a un gendarme al que le decían "Indio" y que su apellido era Godoy (uno de los imputados se llama Omar Godoy); como uno de los jefes militares a "Capitán Naso", que dijo era de apellido Varela (un imputado se llama Luis Varela) y que el jefe de los gendarmes era alguien apodado "Moreno", a quien relacionó con el imputado Tomás Güemes. 

"Es muy triste saber que toda esa gente que estaba ahí esta muerta y que a todos les decían que quedarían en libertad. Recordar todo es muy feo, pero peor era no decirlo", reflexionó.