Con frecuencia, las personas van postergando la concreción de sus deseos por diferentes motivos que tienen ver, por ejemplo, con las necesidades económicas, la educación de los hijos, la falta de tiempo para sí mismo. "Cuando me jubile voy a aprovechar para hacer tal o cual cosa", es una frase muy escuchaba, como si el futuro no fuese a encontrar dueños del tiempo. Sin embargo, cuando llega ese momento, tampoco cristalizan sus sueños. Sin embargo, hay otros que deciden ocuparse de sus asignaturas pendientes y comienzan a estudiar después de los 60 o 70 años.
En nuestra edición del domingo, dedicamos un amplio espacio a estos mayores para los cuales el saber no ocupa fronteras y desean convertirse en profesionales. "No podía estudiar porque trabajaba y no tenía los medios económicos para hacerlo, ni el tiempo. Cuando me jubilé empecé con Derecho. Hablo con jubilados y creen que todo se ha terminado. No entienden que esto alimenta la autoestima. Además, es un estímulo para mis hijos, un ejemplo de perseverancia", contó un ex empleado legislativo que hace diez años comenzó la carrera. "Mi señora estaba entusiasmada. A ella también se le despertó la inquietud y terminó el secundario, hizo un curso de computación y consiguió trabajo. Mis hijos también estaban contentos; creo que me recibiré al mismo tiempo que uno de ellos, que estudia Medicina", acotó. Un empleado de 63 años que sigue trabajando, decidió completar sus estudios: fue abanderado en la escuela secundaria 382 de Aguilares, y en 2007 se inscribió en la Facultad de Artes de la UNT. Aspira a graduarse en 2014.
Según la Dirección de Estadísticas de la Universidad Nacional de Tucumán, son 744 los mayores de 40 años que estudian Derecho (Procuración tiene 405 y Escribanía 219). A esas carreras les siguen Enfermería, con 268; Psicología, con 236; y Artes Plásticas, con 129. La subsecretaria académica de esa casa de altos estudios, dijo que no ay restricción para inscribir a los adultos mayores.
Tanto en la Facultad de Filosofía y Letras y en el EPAM de la UNT, como en el PAMI y en la Universidad San Pablo-T, se dictan cursos de idiomas, talleres de capacitación en diversos oficios en varios niveles.
El último censo nacional de 2010 reveló que en el país son 268.897 los adultos con más de 60 años que alcanzaron el nivel universitario completo. De esa cifra, 149.036 son hombres y 119.861 son mujeres.
El hecho de que los adultos mayores no asuman esa condición de clase pasiva y busque seguir aprendiendo, implica que la vida no "se detiene", sino que al disponer de mayor tiempo, tienen la hermosa oportunidad de lograr ser lo que quisieron y por determinada causa no pudieron. Los que eligen estudiar o completar una carrera universitaria se contagian de la juventud de sus compañeros y, al mismo tiempo, se convierten en un ejemplo de lucha y de tenacidad para los jóvenes.
Ocuparse de cristalizar los sueños postergados tiene que ver también con mejorar la calidad de vida, intelectual y física, establecer puentes de comunicación con otras generaciones y sentirse pleno, conforme consigo mismo. Es negarse a que parte de la sociedad activa los etiquete como descartables o bultos. "Querer es poder" no es solamente una frase, sino que se corporiza con estos "veteranos" que no bajan los brazos y están dispuestos a dar batalla para ser lo que desean.