Joaquín Ibáñez se sentó ayer frente a los jueces del Tribunal Oral Federal (TOF) local. Relató cómo hizo la "colimba" en el llamado "Arsenal Miguel de Azcuénaga", dijo haber presenciado el secuestro del conscripto Luis Alberto Soldati y manifestó haber visto en el predio fosas comunes con restos humanos quemados. En mayo, ya iniciado el juicio por la megacausa "Arsenales II-Jefatura II", el hombre se había presentado espontáneamente en la Justicia Federal para denunciar el episodio que había vivido en 1978 y del que sería el único testigo. Sin embargo, cuando terminó de declarar, el titular del Ministerio Público de la Defensa, Ciro Lo Pinto, presentó la respuesta a un pedido de informes que realizó al Ejército en el que se consigna que Ibáñez no habría cumplido con el Servicio Militar Obligatorio. El testimonio fue puesto en duda y se investigará la situación. El hecho desconcertó a los presentes en la sala
Estudiante universitario
Soldati era un estudiante universitario de 20 años que desapareció el 18 de mayo de 1978, cuando estaba de servicio. Debía volver a su casa de franco, pero nunca llegó. En la dependencia militar les dijeron a sus familiares que le habían adelantado el descanso, y que no se había reintegrado. Ibáñez afirmó que conocía al joven porque eran compañeros en la escuela primaria de Simoca. También a la familia del conscripto, porque -según el testigo- su padre habría trabajado para los Soldati. "Yo tenía tres meses ahí cuando llegó. A la noche nos poníamos a conversar. El 18 de mayo salió de licencia. Salió con otro compañero a la ruta 9. Yo estaba haciendo la guardia en una garita alta. Un Torino verde, que salió del Arsenal, los levantó. Paso una hora y volvió con Luis Alberto atrás. Lo llevaban agazapado", describió recostándose. Luego supo que al otro soldado lo habían bajado en otro lugar. Después afirmó haber estado presente cuando el padre y un hermano de su compañero fueron a preguntar por él. "Pedro Caballero (uno de los imputados) les dijo que se fueran o que les pasaría lo mismo", sostuvo. Exhibió una carpeta que contenía un croquis del Arsenal y un listado con los nombres de sus superiores. Remarcó que había lugares a los que los conscriptos tenían prohibido el acceso, como un quincho y los "polvorines" (allí habrían estado los detenidos). "Una vez pasamos para buscar leña. Vimos un quemadero de huesos, con ropa mal quemada", concluyó. En el Arsenal se hallaron fosas comunes con restos de desaparecidos.
A su turno, Lo Pinto advirtió que según el Ejército, Ibáñez no había hecho el Servicio Militar. "Me hace pensar que estamos ante un testigo fabricado por el Ministerio Público Fiscal. Voy a hacer reserva de pedir el falso testimonio", bramó. Y mostró un informe oficial que registra al testigo como "infractor".
El fiscal Leopoldo Peralta Palma, le respondió: "no voy a permitir que diga que fabricamos pruebas".
"¿Para qué voy a venir a decir puras mentiras? Es un lugar que conocí", se defendió el testigo que sacudió la jornada de ayer.