De porte más bien menudo, Guillermo Acosta tiende a agrandar su figura cuando está en una cancha de fútbol. Se motiva el ex San Jorge, dice, justo después de recordar a Luciana y Tiago, su esposa e hijo, sus sostenes. "Son los que me aguantan, todo lo que hago es para ellos", jura con esa voz siempre en tono pausado el carrilero que volverá a ser titular el domingo cuando Atlético reciba a Instituto, a las 17.
Para muchos de los hinchas que no conocían a "Bebé" su arribo al "decano" fue todo un descubrimiento. La categoría no le quedó grande, porque Acosta es de esos atrevidos a los que no les importa el contexto de un partido. Él está para morder, romper y crear juego por la ofensiva zurda celeste y blanca. Días atrás, "RR" cotizó en oro el triunfo sobre San Martín de San Juan (fecha 2, 1-0), pero aún más la picardía de "Guille" para robarle el balón a un defensor cuyano y luego encarar al área y cederle el gol a Maximiliano Barreiro.
"El profe me dijo que iba a entrar jugando esta semana. Eso me da confianza, así como el apoyo que recibo de mis compañeros". Acosta es de estos tipos tímidos que si por él fuera gambetearía a todos los periodistas. No de mala onda sino porque parece temerle al grabador. Igual, la adversidad es su desayuno. "Siempre hay que trabajar duro. Esto es fútbol y no sabés qué te puede pasar. Hay que estar preparado", aconseja el amigo que en cierto momento, atrás en el tiempo, fue presa de las bromas de sus ex compañeros de Atlético Concepción. El motivo: había perdido el DNI, por lo que tenía que firmar las planillas de los partidos con el dedo pulgar. "Ja, ¿quién te contó eso?", se sonroja ante la consulta de LG Deportiva y después sale al paso con altura.
"No tenía el DNI, sólo la tirilla de constancia de trámite, ja. Mis compañeros me molestaban y me decían que firmaba así porque no sabía escribir, je. Es mentira!", entrega su defensa "Bebé", apodado así por un hermano mayor.
Pero de nene no tiene nada Guillermo, o "Guille" como lo llaman sus compañeros de fila en el "decano". Suena la palabra partido y él cambia de postura. Se enciende una llama que destila ganas de venganza. El 0-1 sufrido ante el líder Defensa todavía no cicatrizó. "En los dos o tres partidos que jugamos de local dejamos una buena impresión. Nos quedamos tranquilos, pero sabemos que también debemos atacar y ser sólidos cuando nos toque afuera. La idea está, faltan los resultados", se sincera.
Lejos está Acosta de ser una torre humana; sin embargo, él se da mañas para sorprender por otras vías que no son la aérea, claro. La media distancia sería el jamón del medio de su sandwich. Contra San Martín, en el primer clásico de la serie de invierno detonó una bomba en un palo. Después, ya en la B Nacional, y para ser recientes, contra el "rojo" de Avellaneda tuvo dos y las dejó pasar. "No se me dieron, pero espero que contra Instituto sí. Si llego al gol, Tiago y Luciana tendrán su dedicatoria".