Las burlas pueden convertirse en hostigamiento sistemático. Y de a poco -o rápidamente- suele aparecer la violencia. Ocurren cada vez más casos de estos en las aulas. Los docentes y padres están preocupados. No sólo por los hechos, sino porque no saben cómo actuar. Dicen que se trata de una epidemia silenciosa, que se conoce poco del tema y que las autoridades prefieren que no se hable demasiado. David Toledo, titular de la Asociación Tucumana de Educadores Provinciales (ATEP), resaltó que desde hace tiempo están reclamando soluciones ante los crecientes casos de bullying (acoso escolar). "En términos generales, los docentes estamos preparados para atender algunas cuestiones de mala conducta, pero hay situaciones que nos desbordan", indicó.
"Por eso, requerimos a las autoridades educativas que dentro de las escuelas haya jornadas dictadas por especialistas, que puedan darles a los docentes herramientas necesarias para poder controlar y abordar una situación de acoso escolar", señaló.
A Mariana Villalobo, docente de nivel medio de un colegio privado, lo que más le sorprende es cómo han crecido los casos de violencia entre las chicas. "En los cursos de perfeccionamiento que comparto con otros docentes siempre aparece el tema. Tengo colegas que ni bien le comunican a un directivo sus sospechas, le dicen que no pasa nada, que son cosas de chicos. Tratan de ocultarlo", dijo la profesora de lengua. Josefina Ferrer, de la Comisión de Padres de la Provincia, señaló que los papás están en alerta ante reiterados hechos de violencia escolar que se han detectado en los últimos tiempos. Y coincidió en que la mayoría de las autoridades escolares prefieren silenciar estos hechos y deshacerse de los alumnos que son problemáticos en vez de resolver los conflictos.
"En principio, desde la superioridad la bajada de línea a los docentes es que estos conflictos se conozcan lo menos posible. Cuando hay un caso de acoso escolar, las autoridades tratan deshacerse del problema. En vez de implementar una política que tienda a ver el fondo de la cuestión en cada alumno, tanto víctimas como victimarios, le dicen a los padres que le dan el pase para que le busquen otro establecimiento. El problema es que después esa familia muchas veces no encuentra escuela. Entonces, en vez de implementar desde el gabinete psicopedagógico un programa o seguimiento para que esos chicos aprendan a convivir, le pasan el problema a otro", recalcó. Y contó un caso en el que tuvo que ayudar a la mamá de una adolescente para encontrar un establecimiento.
Ferrer habló de cómo el bullying que se da en el aula también se propaga por las redes sociales, medio que los chicos usan sin ningún control.
Y sostuvo que, en general, los docentes no están preparados para contener el problema en los establecimientos escolares. "Y no tiene por qué ser una competencia de ellos. Sí tienen que dar a conocer una situación a las autoridades, o deberían tener la independencia y la posibilidad de informar la situación directamente y en forma anónima en el Servicio de Asistencia Social Educativa (SASE), del Ministerio de Educación de la provincia", precisó.
"Los padres tampoco saben cómo actuar, a veces piden intervención a los directivos escolares y muchas veces no les creen", indicó. Y contó un caso en el que claramente se evidencia la mala intervención de las autoridades ante un caso de bullying: "ocurrió hace poco, en una gira a Bariloche. La víctima, el mejor alumno, era acosado por sus compañeros. Le insistieron para que se embriagara; el chico tomó mucho alcohol y tuvo que ser asistido por médicos. Finalmente, lo enviaron de vuelta a Tucumán para que no perturbara a sus compañeros. Es increíble".
Que un alumno haya llevado un arma a la escuela, como ocurrió en lunes en la Técnica N 5, para Josefina Ferrer, es un reclamo del estudiante, la única manera que encontró para que los adultos vieran lo que le estaba pasando.
Desde 2012 analizan un proyecto de ley en la Legislatura
La Legislatura provincial analiza desde el año pasado la creación de un Programa Provincial contra el Acoso Escolar (bullying). Este proyecto abriría la posibilidad de realizar campañas de educación y concientización sobre la prevención y detección del acoso. También prevé la incorporación de la figura del acoso en el protocolo de convivencia escolar, que permitiría fijar los pasos a seguir cuando se presente un presunto caso de bullying.
La iniciativa fue presentada el año pasado por la legisladora justicialista Carolina Vargas Aignasse pero todavía está en estudio en la Comisión de Educación, según informó la propia la parlamentaria. "Es fundamental que la provincia tenga una ley que marque las pautas preventivas y las acciones conducentes a buscar una solución", argumentó.
La iniciativa
Se propone que el protocolo de Convivencia Escolar contenga los siguientes puntos: 1- concepto de acoso escolar. 2- Procedimiento a seguir ante los casos. 3- Valoración de la situación inicial. 4- Verificación del caso. 5- Entrevistas a acosado, acosador, padres y observadores. 6- Forma de actuar en caso de no confirmar el acoso escolar. 7- Forma de actuar si se confirma (comunicación a las autoridades educativas y medidas disciplinarias). 8- Tratamiento de la información. 9- Actuaciones en la escuela donde ocurrió el hecho.
También se creará una comisión general de convivencia escolar en el Ministerio de Educación para coordinar otros equipos de convivencia escolar de los establecimientos educativos, controlar la aplicación del protocolo y determinar sanciones disciplinarias. Cada equipo de Convivencia Escolar de los establecimientos deberán contar con psicólogo o especialista en acoso que cumplirá la función de consejero estudiantil y receptor de denuncias.
Los docentes deberán recibir capacitación anual y periódica sobre el tema. El último punto dice: "el boletín de calificaciones debe llevar impreso datos estadísticos sobre los casos detectados y/o recomendaciones tendientes a la prevención, detección y erradicación del acoso escolar".