05 Septiembre 2013
Rafael, de 13 años, sostiene una pelota de fútbol mientras mira el picadito que unos compañeros de su escuela están disputando en la plaza Urquiza. Está solo. "¿No jugás?". "No me gusta", contesta tímidamente. Hablamos sobre el acoso escolar (también llamado bullying ). El sabe de qué se trata. Se enteró del caso del adolescente de la escuela Técnica N°5 que llevó un revólver en la mochila y amenazó a quienes lo molestaban. Sucedió el lunes por la tarde y tuvieron que intervenir la Policía y el Ministerio de Educación.
Con dudas, cuenta que en su escuela pasan esas cosas. Las cargadas, los golpes. Lo del revólver no. A él le pasa eso. "¿Y qué hacés?". "Nada", responde. "Hay otros que cuando los cargan se agarran a las piñas, pero a mí no me gusta eso", contesta. Dice que sí tiene amigos en la escuela y que no son ellos quienes lo molestan por su aspecto físico. "A veces me afecta lo que me dicen...", confiesa y no quiere seguir hablando. Santiago, Franco, Agustín e Iván, de 15 años, toman una siesta a las 11 de la mañana en uno de los bancos de cemento de la plaza. Dicen que la primera vez que escucharon la palabra Bullying fue en la tele. Uno de ellos se acuerda que fue en el canal Cartoon Network. Saben que es una forma de discriminación porque así le explicaron en la escuela. "Es un daño físico y psicológico", resume uno de ellos.
"Una vez había un compañero que todos lo cargaban y le decían que era gay. Al final se fue de la escuela", cuentan. Saben por Facebook que va a otro colegio, pero no le quedaron amigos en el anterior establecimiento. "En el colegio nos hablaron del tema y pusimos normas para dentro del aula. No hay que insultar ni pelear", explican.
En la puerta de una escuela un grupo de adolescentes se despide. Reconocen que la primera vez que hablaron sobre Bullying fue por un caso que se dio adentro de la institución. Ellos reconocen que las cargadas son frecuentes. No hay un día que no estén sacándose en cara cuestiones físicas o de otro tipo. Pero saben que el acoso escolarl es discriminar y hostigar a alguien. "El problema es que algunos se pasan y no saben frenar y, cuando uno empieza, le siguen los otros", comentan.
Les cuesta ponerse serios para hablar del tema. Entre empujones y risas dicen que lo que más bronca les da es ver los videos que otros suben a las redes sociales o a internet. "Si alguien filma es porque no está haciendo nada para frenar eso. Y da bronca", coinciden Roxana, Lucas e Ignacio, que tienen entre 15 y 17 años. Martín, Mariano y Marcelo, de 14 y 15 años, escuchan música en sus netbooks. Están sentados en el piso de la plaza y cuentan que en su escuela se dio un caso de una chica a la que todos molestaban porque era callada, tenía anteojos y era muy estudiosa. "La cargoseaban de más", dicen. Ella también terminó abandonando la escuela. Ahora por los pasillos hay afiches que dicen: "No al bullying", pero no siempre se cumple.
Naturalizada
Para muchos chicos y adolescentes, la palabra bullying está naturalizada. Aunque no conozcan cuáles son los métodos para prevenir el acoso. Y muchos no pueden diferenciar una burla sencilla de un hostigamiento.
En Argentina no hay estadísticas oficiales. Pero un estudio internacional elaborado con datos de la Unesco encendió la alarma. Nuestro país está al tope en el ranking de insultos y maltratos físicos de la región. Según esta investigación, el 37% de los alumnos argentinos admite haber sido insultado o amenazado en la escuela y el 24% confiesa que ha sufrido golpes de otros alumnos.
Cuando la víctima explota, pueden ocurrir hechos como el que se registró el lunes pasado en la escuela Técnica ubicada en San Juan al 4.000. Allí, un alumno de 13 años llevó un revólver calibre 22 para frenar a quienes lo estaban molestando desde hace tiempo, según la denuncia policial. El estudiante, que había pedido prestada el arma para amedrentar a los agresores, ahora pidió el pase a otro establecimiento escolar por decisión de sus padres. En la escuela, según informaron alumnos y docentes a las autoridades del Ministerio de Educación, no estaban al tanto de que existía un caso de acoso. Los padres del alumno, ante la Policía, expresaron que no sabían nada de lo que sufría su hijo en la institución.
Por decisión del Ministerio, un gabinete psicopedagógico intervino en el caso para asistir a la familia y a los alumnos y docentes de la escuela. Es toda la información que proporcionaron.
QUÉ ES
La definición del bullying según una experta
La psicóloga mexicana Sylvia London, que dictará en nuestra provincia un curso sobre la responsabilidad de los adultos en el bullying el próximo miércoles, dio a LA GACETA algunas definiciones sobre este tipo de acoso escolar. "Para que sea bullying se deben dar tres situaciones: 1) tiene que haber una diferencia de fuerzas entre la "víctima" y el "agresor" (ya sea en tamaño o en número); 2) tiene que ser sistemático (repetirse más de una vez); y 3) tiene que ser intencional (es decir, no accidental). Además, por definición, el bullying es un fenómeno que se da en el ámbito escolar; si no, no es bullying", precisó en una entrevista reciente. Según la experta, hay que educar a los espectadores para que su indiferencia no apoye la violencia, y así el acosador pierda su fuerza.
Con dudas, cuenta que en su escuela pasan esas cosas. Las cargadas, los golpes. Lo del revólver no. A él le pasa eso. "¿Y qué hacés?". "Nada", responde. "Hay otros que cuando los cargan se agarran a las piñas, pero a mí no me gusta eso", contesta. Dice que sí tiene amigos en la escuela y que no son ellos quienes lo molestan por su aspecto físico. "A veces me afecta lo que me dicen...", confiesa y no quiere seguir hablando. Santiago, Franco, Agustín e Iván, de 15 años, toman una siesta a las 11 de la mañana en uno de los bancos de cemento de la plaza. Dicen que la primera vez que escucharon la palabra Bullying fue en la tele. Uno de ellos se acuerda que fue en el canal Cartoon Network. Saben que es una forma de discriminación porque así le explicaron en la escuela. "Es un daño físico y psicológico", resume uno de ellos.
"Una vez había un compañero que todos lo cargaban y le decían que era gay. Al final se fue de la escuela", cuentan. Saben por Facebook que va a otro colegio, pero no le quedaron amigos en el anterior establecimiento. "En el colegio nos hablaron del tema y pusimos normas para dentro del aula. No hay que insultar ni pelear", explican.
En la puerta de una escuela un grupo de adolescentes se despide. Reconocen que la primera vez que hablaron sobre Bullying fue por un caso que se dio adentro de la institución. Ellos reconocen que las cargadas son frecuentes. No hay un día que no estén sacándose en cara cuestiones físicas o de otro tipo. Pero saben que el acoso escolarl es discriminar y hostigar a alguien. "El problema es que algunos se pasan y no saben frenar y, cuando uno empieza, le siguen los otros", comentan.
Les cuesta ponerse serios para hablar del tema. Entre empujones y risas dicen que lo que más bronca les da es ver los videos que otros suben a las redes sociales o a internet. "Si alguien filma es porque no está haciendo nada para frenar eso. Y da bronca", coinciden Roxana, Lucas e Ignacio, que tienen entre 15 y 17 años. Martín, Mariano y Marcelo, de 14 y 15 años, escuchan música en sus netbooks. Están sentados en el piso de la plaza y cuentan que en su escuela se dio un caso de una chica a la que todos molestaban porque era callada, tenía anteojos y era muy estudiosa. "La cargoseaban de más", dicen. Ella también terminó abandonando la escuela. Ahora por los pasillos hay afiches que dicen: "No al bullying", pero no siempre se cumple.
Naturalizada
Para muchos chicos y adolescentes, la palabra bullying está naturalizada. Aunque no conozcan cuáles son los métodos para prevenir el acoso. Y muchos no pueden diferenciar una burla sencilla de un hostigamiento.
En Argentina no hay estadísticas oficiales. Pero un estudio internacional elaborado con datos de la Unesco encendió la alarma. Nuestro país está al tope en el ranking de insultos y maltratos físicos de la región. Según esta investigación, el 37% de los alumnos argentinos admite haber sido insultado o amenazado en la escuela y el 24% confiesa que ha sufrido golpes de otros alumnos.
Cuando la víctima explota, pueden ocurrir hechos como el que se registró el lunes pasado en la escuela Técnica ubicada en San Juan al 4.000. Allí, un alumno de 13 años llevó un revólver calibre 22 para frenar a quienes lo estaban molestando desde hace tiempo, según la denuncia policial. El estudiante, que había pedido prestada el arma para amedrentar a los agresores, ahora pidió el pase a otro establecimiento escolar por decisión de sus padres. En la escuela, según informaron alumnos y docentes a las autoridades del Ministerio de Educación, no estaban al tanto de que existía un caso de acoso. Los padres del alumno, ante la Policía, expresaron que no sabían nada de lo que sufría su hijo en la institución.
Por decisión del Ministerio, un gabinete psicopedagógico intervino en el caso para asistir a la familia y a los alumnos y docentes de la escuela. Es toda la información que proporcionaron.
QUÉ ES
La definición del bullying según una experta
La psicóloga mexicana Sylvia London, que dictará en nuestra provincia un curso sobre la responsabilidad de los adultos en el bullying el próximo miércoles, dio a LA GACETA algunas definiciones sobre este tipo de acoso escolar. "Para que sea bullying se deben dar tres situaciones: 1) tiene que haber una diferencia de fuerzas entre la "víctima" y el "agresor" (ya sea en tamaño o en número); 2) tiene que ser sistemático (repetirse más de una vez); y 3) tiene que ser intencional (es decir, no accidental). Además, por definición, el bullying es un fenómeno que se da en el ámbito escolar; si no, no es bullying", precisó en una entrevista reciente. Según la experta, hay que educar a los espectadores para que su indiferencia no apoye la violencia, y así el acosador pierda su fuerza.
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