Un informe de una respetada institución especializada reactualizó un debate que cíclicamente pone en entredicho la efectividad de las políticas económicas que implementa el Gobierno en estos años y moviliza a la opinión pública.
El Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana, en base a los datos que recoge su propio Índice Barrial de Precios y a los de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec ha reflejado que en Tucumán la pobreza afecta especialmente a unos 92.791 chicos de entre 0 y 17 años, un detalle que representa un 36,1 % de un total de 257.228 niños y jóvenes que registra el padrón poblacional. Ese informe expuso también que un 5,4% de esos chicos -unos 13.769- se encuentran dentro de la franja de la indigencia.
Desde la crisis de 2001-2002, cuando la situación socioeconómica general del país y la provincia era particularmente crítica y se reflejaba en índices alarmantes de decadencia social, la situación ha ido progresivamente cambiando hacia un lugar de superación y mejora de aquel cuadro. Así, los informes sobre la profundidad de los niveles de pobreza e indigencia en la provincia han ido mostrando cambios importantes. Sin embargo, está claro que en ciertos sectores y hogares y en determinados perfiles sociales la pobreza y la indigencia registran niveles todavía preocupantes. Habría que señalar que estos no son los datos que surgen de las estadísticas oficiales con las que el Gobierno se empeña en discutir la realidad -las encuestas del Indec siguen sin tener crediblidad- toda vez que esos informes "maquillan" los casos para presentar un panorama menos crítico; son las revelaciones que instituciones privadas confirman y demuestran con evidencias la percepción cotidiana que muchos ciudadanos advierten y lamentan. La pobreza es un problema estructural en Tucumán, generado en gran medida, por una matriz económica muy dependiente de las producciones regionales, cuyos ciclos, casi siempre inciertos, desparejos y azarosos han sido insuficientes para construir una economía sustentable, firme y de proyecciones que trascienda ese espacio. El buen rendimiento que ha tenido la economía que en estos últimos años ha generado el Estado tampoco ha hecho mucho para resolver ese territorio social endeble y dramático. La informalidad laboral, que registra en Tucumán un índice del 45,9% (implica que hay unos 120.000 trabajadores en negro) es otra parte de esa herida social cada vez más difícil de negar.
Entonces, habría que señalar que ese 36% de adolescentes tucumanos afectados por la pobreza y el 5,4 % golpeados por la indigencia, estaría implicando que sus familias han llegado a este presente muy marcados por ese cuadro de indefensión y que no han podido revertirlo, pese a las iniciativas económicas y sociales que desde los gobiernos nacional y provincial se han venido implementando.
En estos tiempos de campaña electoral sería de gran valor que los candidatos oficialistas y los de la oposición sacasen a relucir sus ideas y propuestas para dar respuesta a este acuciante problema. Las decisiones políticas y los liderazgos sociales han marcado a fuego el rumbo del país. Más que nunca los tucumanos necesitan de iniciativas claras y estrategias superadoras para enfrentar una crisis probablemente endémica, que agobia el presente y condiciona un mejor futuro.