Es un ritual. Las plumas, los brillos y las lentejuelas están por todos lados. No es un teatro de revistas y, mucho menos, un cabaret. Es un quincho en el que pescadores están atando las moscas que utilizarán en las próximas salidas. "Parece difícil, pero con el tiempo te acostumbrás y las hacés sin problemas. El secreto está en animarse", aclara Carlos Abascal, al que le quedan pocas materias para recibirse de ingeniero.
El sonido de las brasas consumiéndose y el aroma al asado cocinándose a fuego lento acompañan la escena. Sólo falta el río para que la alegría sea completa. "Aprovechamos este momento para compartir, divertirnos y transmitir conocimientos", destaca Osvaldo Díaz, arqueólogo y fanático del fly cast.
Las moscas no son más que imitaciones de insectos, peces y animales que forman parte de la cadena alimenticia de las especies que se buscan capturar. Hacerlas o atarlas -según el término de los mosqueros- es todo un desafío. En una mesa firme se instala una pequeña morsa. Se sostiene el anzuelo firmemente y allí se empieza a crear. Utilizando hilos, plumas de diferente colores, pelos de ciervo, pequeños ojos de metal y goma Eva, entre otros elementos más, con un par de tijeratazos, se da forma a una pequeña criatura sin vida que atraerán a truchas, tarariras, bogas y dorados, entre otros peces.
Una reunión de atado es como una pequeña excursión de pesca sin que haya agua a la vista. En ese cónclave, los pescadores comparten experiencias y el 90 % de las charlas giran en torno al deporte que tanto aman. "Este es un grupo de amigos que nos juntamos. Ahora es más seguido porque estamos muy cerca de que comience la temporada", explica Andrés Paz, que trabaja en la Universidad Nacional de Tucumán.
El asado ya se sirvió. Los brindis de rigor también pasaron. Y el tema del encuentro, como no podía ser de otra manera, gira en torno a la pesca. Carlos, Andrés, Diego Hevia y Osvaldo, pueden pensar diferente, pero los une esa pasión. Dolores, dueña de casa, entiende perfectamente lo que es ese mundo. Quizás por eso, sólo se arrima a disfrutar del menú, observar que todo esté bien y luego deja ese espacio para que lo disfruten.
"El secreto está en saber qué es lo que puede funcionar en el río. Hacemos una, dos o tres moscas diferentes pensando en que serán útiles. Después, cuando llegue la hora de la verdad, la probaremos y con los resultados en la mano, sacaremos conclusiones", insiste Paz mientras ata una mosca para dorados.
Para los especialistas es lo mismo hacer una larva que una pequeña laucha. En un abrir y cerrar de ojos la terminan. Permanentemente se dan consejos sobre el material que deben usar. Recuerdan las recomendaciones de los pescadores más experimentados y, por sobre todas las cosas, escuchan atentamente las anécdotas de jornadas inolvidables de pesca. En este caso, fue la excursión que realizó Paz por Florencia. "No sabés los monstruos amarillos que hay ahí", no se cansa de repetir mientras enseña el nuevo nudo que aprendió a hacer en esa travesía. Hevia, abogado, no aguanta y antes de que todos se den cuenta, ensaya el nudo secreto que le acaban de transmitir.
"Lo bueno de esto es que siempre aprendés algo nuevo", dispara Abascal, que reniega cuando escucha que pescar con mosca es exclusivo. "Eso son prejuicios. Podés comprarte un muy buen equipo por la misma plata que se necesita para adquirir uno de pesca variada. Es como en todo: hay que saber encontrar la oferta", recomienda.
Díaz habla poco, o lo justo y necesario. Autor del proyecto de preservación del dorado en nuestras tierras -trámite que será presentado por la legisladora Carolina Vargas Aignasse en el recinto- tiene una visión propia sobre el fly cast. "Somos iguales que los otros pescadores; sin embargo, nuestra filosofía es practicar la pesca con devolución. No somos fanáticos ni revolucionarios, pero sí me gustaría que la gente reflexionara sobre el tema. Que piense qué distinto sería si todo el mundo devolviera las piezas que saca en cada excursión", comenta.
Como en toda reunión, siempre hay un tema que se lleva la atención y más tiempo de debate. En este caso, se habló de la fallida creación de la Asociación Tucumana de Pesca con Mosca. No quieren entrar y, mucho menos, generar polémicas con la cuestión. "Nuestra idea era generar un grupo que sirviera para enseñar, transmitir conocimientos y el espíritu de preservación, respetando a las otras técnicas de pesca. No se dio, pero esperamos que algún días se concrete", concluye Abascal.