Gustavo Ibáñez nunca esquivó la obligación de jugar contra Chaco. Todo lo contrario. Quería cumplirle uno de los últimos deseos que escuchó de boca de su padre. Francisco le había dicho que quería que él lo despidiera jugando y siendo feliz dentro del campo.
Con un nudo en el pecho, salió decidido a rendirle ese homenaje. Y todo le salió redondito. "Sé que mi viejo debe estar contento en el cielo; y eso me deja tranquilo y feliz", fueron las palabras que al ídolo le movieron su interior.
Ibáñez vivió una de las peores semanas de su vida. El martes, al volver de Sunchales, recibió la noticia del fallecimiento de su padre. Por eso, el gol que marcó el camino de la victoria "santa" fue un renacer para él. "Por el significado que tiene, sin dudas, es uno de los goles más importantes de mi carrera. Por suerte le pude rendir el homenaje que mi viejo se merecía", expresó "Ratón", que jugó un partido muy especial. "Fue el más difícil de mi carrera. Esta pérdida fue muy dura para mi; pero la pude llevar adelante, gracias a mis seres queridos y a mis compañeros que estuvieron a mi lado desde el primer momento", señaló.
Iban 30' de juego e Ibáñez picó al vacío para recibir una buena asistencia de Luis Silba. Definió suave y cruzado; y ni bien vio la pelota dentro del arco de Abadie, levantó sus ojos al cielo para tratar de encontrarse con esa estrella que desde hace unas horas es la que ilumina sus pasos. Fue un bálsamo para tanto dolor y un deber cumplido para el delantero. Sus compañeros lo levantaron en andas y lo mimaron, para hacer más emotivo el homenaje que el destino quiso que Ibáñez regalara a su padre.
"Esta victoria es importante por varios motivos. En lo personal llegó en el momento justo por todo lo malo que había vivido esta semana. Y, en lo grupal, hace que sigamos creciendo como equipo", explicó.
"Ratón" no estuvo solo en su misión. Sus hinchas lo acompañaron en el momento más difícil. Ni bien ingresó a la cancha, lo ovacionaron; y en cada intervención se rompieron la mano agradeciendo su entrega. Por eso, cuando dejó el campo a los 68', reemplazado por Guillermo Tambussi, saludó y se llevó los brazos al corazón.
"Voy a estar eternamente agradecido por el cariño que demuestra día a día la gente. En este momento, los aplausos me hicieron sentir muy bien", dijo el delantero que solo quiere poder retribuir con el ascenso tanto afecto. "Dios quiera que en mayo podamos darle la alegría que el hincha se merece. Jugadores, cuerpo técnico y dirigentes estamos haciendo un esfuerzo grande para lograrlo", finalizó el hombre que luego de una semana para el olvido, cumplió lo que Francisco le había encomendado.