Es conocido que en la noche del 11 al 12 de noviembre de 1819, revolucionarios al mando de Abraham González depusieron al gobernador de Tucumán, Feliciano de la Mota Botello y lo reemplazaron por el coronel Bernabé Aráoz.
El 17 de marzo de 1820, Aráoz escribía al general José de San Martín, jefe del Ejército de los Andes. Se habían conocido en 1814, cuando el general mandaba el Ejército del Norte. Empezaba saludándolo como “un amigo que amo de corazón porque es un verdadero americano, que no busca otra gloria que la de ver libre de tiranos la amada patria”. Y pasaba a explicarle la razón del “movimiento de la guarnición y vecindario de esta ciudad, en la madrugada del 12 del mes de noviembre”. Decía que “amenazados del enemigo y sin ninguna esperanza de podernos defender si no se variaba de gobierno, porque el que teníamos no aspiraba a salvar al país sino a destruirnos completamente, fue de necesidad tomar las medidas que se tomaron”.
El Ejército del Norte había permanecido acampado largo tiempo en Tucumán. El coronel expresaba que “en un completo esqueleto nos han dejado esta provincia, en los cuatro años que ha estado el Ejército Auxiliar pasado” (quería decir amotinado en Arequito). Y “ya balanceaban los mejores patriotas al ver tanto abandono; hoy es todo lo contrario, y en medio de la miseria en que nos hallamos, nada se reserva cuando hablamos del Perú”. Prometía a San Martín que “no dispensaremos sacrificios” para reforzarlo con 500 hombres, ni bien “sepamos que usted ha puesto en movimiento su ejército”.