Sus obras ya han arrasado en los cines, y lo siguen haciendo con la segunda entrega de “El hobbit”, que aún puede verse en los cines tucumanos. Y es que a 121 años de su nacimiento (que se cumplen hoy) John Ronald Reuel Tolkien sigue tan vigente como hace medio siglo. Tanto que Hollywood ya prepara una película sobre su vida que se estrenará en 2016, después de la última parte de “El hobbit”. Una vida dedicada a las letras y, sobre todo, a la fantasía.
En su famosa trilogía, “El señor de los anillos”, Tolkien creó personajes fantásticos (hobbits, elfos, enanos) y lugares imaginarios (la Tierra Media), un mundo de detalles históricos, naturales, geográficos, culturales y por encima de todo lingüísticos, en el que sus personajes viven un sinfín de aventuras en su lucha contra las fuerzas del mal.
Letras y fantasía
Tolkien nació en 1892 en Bloemfontein, en Sudáfrica, y tras la muerte de su padre se trasladó con su familia a Inglaterra, cuando sólo tenía cuatro años. Allí estudió, se convirtió en profesor de inglés y después impartió clases en la Universidad de Oxford.
Sin embargo la fantasía literaria fue su real pasión. De hecho, se refugió en su mundo imaginario huyendo de la “brutalidad y maldad de la vida moderna”, como él mismo dijo. Y con la “Tierra Media” creó todo un mundo propio con su propia historia y sus propios pueblos, e incluso se atrevió a inventar una lengua propia.
Las aventuras en esa tierra de elfos, hobbits y orcos componen el grueso de la obra de Tolkien, reflejada en “El señor de los anillos”, “El hobbit”, “El Silmarillion” y la pequeña colección de curiosos poemas “Las aventuras de Tom Bombadil”.
A esto hay que añadir trece volúmenes publicados por su hijo y que recogen, como el mismo Silmarillion, los trabajos inconclusos del escritor: cientos de relatos sobre los personajes de su mundo, distintas versiones de sus historias y estudios sobre la creación de su monumental obra.
Como filólogo, Tolkien tuvo la capacidad y el placer de leer los más antiguos relatos mitológicos de Europa en su lenguas originales, como los celtas, que sumada a su imaginería conformaron la columna vertebral de su obra y le dieron una calidad asombrosa.
Tolkien, que murió a los 81 años de edad el 2 de septiembre de 1973, nunca pudo enterarse de lo exitosa y venerada que terminaría siendo su creación, elegida como “obra del siglo” en Gran Bretaña.