Los días viernes son moviditos en la redacción. Son jornadas interminables porque al ser el último día hábil de la semana, los periodistas deben esforzarce aún más para preparar las producciones que se leerán mañana y el lunes.
Como nunca, ayer por la tarde no hubo mayores discusiones y los temas que irían en tapa se definieron casi sin discusión. Fue casi un trámite y muchos celebraron la velocidad que se definió. Pero en el periodismo nunca hay que decir nunca.
Sin embargo, la tormenta, con la misma intensidad con la que se desató el aguacero, todos los planes desaparecieron. Hubo que esperar hasta último momento para saber si Atlético jugaba con Ferro. Mientras tanto, los periodistas tuvieron que hacer un importante esfuerzo para poder llegar a cubrir las decenas de historias que se generaron en cuestión de minutos. Todo fue a última hora y justo un viernes.