BUENOS AIRES.- Y un día, Boca volvió a dejar una imagen sólida. Sí, en el día del regreso a la titularidad de su máxima estrella, los dirigidos por Carlos Bianchi dejaron atrás los interrogantes y volvieron a cantar victoria.
Claro, con Juan Román Riquelme inspirado todo resulta mucho más sencillo. El “10” estuvo en todas. Intentó ser el eje por el que giró su equipo, buscó siempre la pelota, le dio buen destino y, como frutilla del postre para un regreso soñado, Román sentenció el resultado con un penal que hizo estallar la “Bombonera”.
En la previa del duelo, las dudas de cómo Boca iba a superar la ausencia de Fernando Gago y la presión por dejar en el camino a un rival que siempre lo complica, se llevaban todas las portadas.
Claro, Boca debía dejar atrás un arranque de torneo con más dudas que certezas y por eso Bianchi, que nunca le había podido ganar a los bahienses como DT “xeneize”, incluyó a Riquelme como carta de último recurso. Y todo le salió perfecto.
Boca fue otro. Un equipo muy distinto al que cayó dejando una imagen pobrísima ante Vélez, el pasado sábado. De a ratos tuvo buen rendimiento, y maniató a un rival, aunque recién en el complemento pudo quebrarlo.
Juan Sánchez Miño aprovechó un gran desborde de Leandro Marín y un anticipo de Cristian Erbes para marcar el 1-0. Pero lo mejor llegó cuando Román convirtió un penal que le cometieron Emanuel Insúa.
Así festejaron en La Boca, con un mimo para su DT: volvieron a cantar “que de la mano de Carlos Bianchi” y pensando en que este puede ser el gran punto de partida para la resurrección. (Especial)