“¿Cómo me llamo? Yo soy la Lucinda de avenida Brasil, vivo cerca del Río Salí y voy a comprar verduras para la familia”. La analogía con la archivista telenovela brasileña que usa para presentarse esta mujer de la Costanera Norte no es casualidad. Lucinda Cruz tiene 66 años, está pensionada y vive con dos hijos y un par de nietos en una de las barriadas más pobres de Tucumán. Ella es una de las 70 mujeres que se treparon ayer temprano al colectivo que las llevó “gratis” al Mercofrut para hacer un tour de compras.

Un matriarcado en autobús. Mientras el viaje avanza, asiento tras asiento, se escuchan relatos que describen escenas tradicionales de la villa: el cumpleaños de Yohanna, el bautismo de Valentina, la falta de trabajo del hijo del medio, la droga y la inseguridad. Y, más allá de las tristes manifestaciones, se observa una luz de esperanza. En la Costanera, las madres son verdaderas jefas que sostienen sus hogares. Decididas a dar batalla por los precios, emprendieron el recorrido portando bolsas plásticas y de tela y canastos de mimbre. Amas de casa, trabajadoras del programa “Ellas Hacen” y empleadas domésticas; madres o abuelas que se sumaron a la campaña “Compre legal, compre seguro y al precio justo” en el marco del programa “El municipio en los barrios”.

Una vez en el Mercado de Concentración Frutihortícola de Tucumán, el vecindario se divide para ‘caminar los puestos’ en busca de alimentos ‘buenos y baratos’. Rastrean ofertas para hacerse de bolsones de papa, de cebolla, de espinaca, de manzanas y de naranjas. Isabel Pérez y su madre festejan la iniciativa porque en las verdulerías de su barrio los ‘verdes’ cuestan más. “Aquí economizamos más. Solíamos venir pero lo dejamos de hacer porque tenemos que tomar dos colectivos. Hoy vamos a llegar a casa cargadas con verduras para toda la semana. Compramos dos kilos y medio de zapallo por $10 cuando en casa está a $10 cada kilo”, dijo y se esperanzó con repetir el tour todos los sábados.

En uno de los puestos de hortalizas trabajaba a destajo Tania Aska. La encargada comentó que con la inflación de los precios en los súper, muchos apostaron por hacer compras minoristas en el mercado central tucumano. “No solo vienen vecinos, sino que también se llegan grupos de hermanos y sus hijos, que se llevan bolsas de 50 kilogramos de papa y cajones de tomate para separar por familias”, dijo la encargada, y acercó ejemplos: por menor, la papa se vende a $10 los tres kilos; en la ciudad hay que pagar $6 por un kilo del tubérculo.

Compras comunitarias

Ángela Mesón y Noemí López son vecinas. Ambas se ayudan para llevar dos bolsas arpilleras repletas de maíz. Comentan que compraron 25 choclos frescos por $20 y que hoy harán humita en olla para compartir el menú entre sus familias. “Decidimos comprar en cantidad porque es más económico y podemos repartir la mercadería”, expresó Ángela.

Noemí contó que a unas cuadras de su hogar se encuentra la fundación Derecho a mis derechos (Funda) y que allí junto a los voluntarios de la organización aprendieron a producir mermeladas y prepizzas para vender y hacer unos pesos. “Allí aprendimos que las compras vecinales son muy favorables para cuidar la billetera y que podemos tener un microemprendimiento en nuestras casas”, afirma.

Convenio

Cada sábado, el tour de compras partirá desde un barrio diferente. La campaña es organizada por la Municipalidad capitalina, la FET, el Mercofrut y la empresa El Corcel, contó Marcos Díaz, Secretario de Coordinación Municipal. “Los llevamos al mercado para que hagan compras minoristas y compartidas a fin de motivarlos para que se reúnan entre vecinos”, dijo. A su vez, Ricardo Cecilia, presidente del Mercofrut, expresó que el objetivo del convenio es acercar las ofertas de los productores de hortalizas para que las amas de casa puedan comprar a precios mayoristas.