Primera en casa, sugiere una regla informal del truco. Y es que en un debut siempre conviene ganar, sobre todo cuando se trata de un torneo como este nuevo Nacional de Clubes, en el que un envión anímico se cotiza fuerte. Tucumán Rugby no pudo cumplir la premisa: perdió 25-23 frente a Hindú, con el consuelo de un punto bonus y la firme sensación de que también podría haberlo ganado.
La dinámica del juego con que empezó el partido dejó la sensación que alguno de los dos equipos podía declinar en el momento menos pensado, si no se dosificaba el ritmo. En los primeros minutos ambos se mostraron estudiosos, prolijos, sin intención de tomar riesgos innecesarios. Buscaban espacios que las defensas no estaban dispuestas a dar. Los movimientos de varias fases fueron el común denominador de los intentos de ataque, y de a poco fueron apareciendo los riesgos dentro la zona de 22 metros.
Los intentos de ambos eran claros, ya sea por el lado de los forwards o por los backs, pero la concreción de puntos se hacía esperar, desarrollándose el juego de ingol a ingol y de touch a touch.
Apenas tuvieron una oportunidad, los de Marcos Paz aprovecharon para tomar ventajas. Primero un penal y luego un vistoso try en la bandera de Sebastián Ponce, que dejaba las cifras 13 a 0 a favor.
Hindú buscó siempre abrir la cancha atacando desde su campo, con intentos que se perdían por la dura defensa de Tucumán Rugby. Sin embargo, nunca está muerto quien pelea, más cuando se mantiene con dinámica el desarrollo del juego. Y así, Hindú asentó un try al cierre de los primeros 40 minutos, para dejar el parcial 13-5.
No fue un partidazo, pero se jugó con intensidad, para arribar a un dramático final. Ambos tuvieron la oportunidad de imponerse con una ejecución a los palos, pero fueron los de Don Torcuato los que vieron flamear las banderitas, y de esa manera regresaron a su pago con un triunfo que, aunque ajustado, no puede decirse injusto.