Los costos se fueron a las nubes. Y encima buscar publicidades para el auto se complica porque nadie quiere gastar frente a la situación económica reinante. Aún más, el margen de gestión se estrecha porque en Tucumán la torta de posibles apoyos es chica y somos varios los que vamos a golpear las mismas puertas.
En lo particular, tengo armado el Ford Ka para correr el Nacional, pero al no reunir un presupuesto, el coche está parado. Por ejemplo, para 2013 teníamos los gastos definidos, pero para esta temporada eso no se logró. Y si estoy en el Provincial es porque me ceden el auto. En ese sentido, yo no tengo problemas: hago lo que sea para poder correr y no me importa si para ello tengo que bajar de categoría.
Estoy trabajando fuerte para poder volver al Nacional en algún momento. Pero todo se hace cuesta arriba. Y no me estimula demasiado saber que la Clase 9 perdió autos. En la carrera de Carlos Paz largaron sólo dos. Pero si lucho de esta manera es para retribuirles el apoyo a tantos amigos, que me dieron varias manos para seguir adelante.
Es frustrante tener que pelear tanto para poder correr, poniendo dinero del propio bolsillo. En mi caso, nunca logré regularidad por esa causa. Mientras pude competir con herramientas adecuadas, los tiempos fueron prometedores y con un auto preparado en un galpón, esa es la verdad.