Las réplicas del temblor que generó la lista de desafectados que Héctor Rivoira hizo oficial el miércoles, todavía continúan. Luego de comunicarles a 11 de los jugadores del plantel que no los tendría más en cuenta (ni para la fecha que resta por jugar en el actual torneo ni para el próximo), la práctica de ayer significó la despedida de ese grupo y la preparación para lo que viene, ya sin ellos como parte del equipo.
El “Chulo” había liberado a esos jugadores incluso hasta de la práctica de ayer. Sin embargo, todos tuvieron que pasar por el Monumental a despedirse de utileros y colaboradores y a retirar botines, zapatillas y ojotas.
Diego Barrado, cuya desafectación provocó quizás el mayor de los sismos en el planeta “decano”, fue el primero en llegar al estadio. El volante quiso compartir la última ronda de mates antes del entrenamiento, junto a los utileros y el cuerpo médico y agradecerles por las atenciones prestadas. Luego sí, pasó por ventanilla y buscó sus calzados, artículos particulares de los futbolistas.
Al ex capitán, lo siguieron Matías Carabajal, Maximiliano Flores, Edgardo Galíndez, Franco Canever y Nahuel Roselli, otros de los borrados. El procedimiento era similar: entraban al vestuario, saludaban a los utileros y retiraban sus pertenencias. La tradicional caja de cartón, como en cualquier oficina, era reemplazada por un botinero lleno de zapatos, que lo decía todo. Era el fin.
Mientras, en el campo, los sobrevivientes a la guillotina de Rivoira y varios juveniles conformaban el equipo titular que ensayó fútbol formal ante el equipo de la Quinta, dirigido por Fabián García y de gran campaña en el torneo de inferiores de AFA.
Al llegar al estadio y después del partido en el entrenamiento, el clima en el vestuario de Atlético no fue el más festivo. “Es un momento difícil”, fue lo único que alcanzó a decir sobre el momento, el juvenil lateral Alejandro Montiel, sorprendido con la chance de jugar por primera vez y también de lo que pasa a su alrededor.
Sacando del medio a los más chicos, varios de los más grandes no esperaban ver ciertos nombres en la lista que comunicó Rivoira tras la reunión con la Comisión Directiva el martes y eso tuvo sus consecuencias: un vestuario en silencio y dolorido por la partida de varios de sus compañeros. La decisión, en muchos, había caído como ese balde de agua fría que nadie quiere recibir.
Más tarde llegaron Víctor Píriz Alves, Alfredo Carrizo, César Montiglio, Pablo Despósito y Gonzalo Bazán a hacer lo propio: sacar sus cosas y despedirse de un estadio al que verán nuevamente, solo si enfrentan a Atlético en condición de rivales y visitantes. Al menos, por un largo tiempo.