MUNICH.- “Resuelven cada patología con jeringas”, fue la declaración que hizo estallar la polémica. La explicación, más con tono de revelación, fue de Franck Le Gall, médico de la selección francesa. Así el galeno quiso dar “el” motivo por el que Franck Ribéry, una de las grandes estrellas ausentes en el Mundial, no pudo recuperarse de sus problemas crónicos de espalda apuntando directamente al modo de trabajo de Bayern Múnich, conjunto en el que milita el delantero.
Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt, médico del equipo alemán, rechazó “con todo énfasis” que el francés hubiese desarrollado en el club una fobia a las inyecciones que le impidiera recuperarse a tiempo, como acusó el médico galo. En un comunicado emitido por su abogado, el médico explicó que Ribéry no tiene ningún pánico a las inyecciones. “Sólo rechazó el tratamiento con cortisona recomendado en Francia”, explicó. Müller-Wohlfahrt aseguró incluso que Ribéry viajó directamente a Múnich cuando se confirmó que no podría jugar el Mundial para seguir tratándose sin cortisona y sin analgésicos.
La Federación Francesa de Fútbol prohibió a Ribéry consultar por su lesión a Müller-Wohlfahrt, una eminencia de la medicina deportiva alemana que trabaja desde hace años en Bayern.
Un error
El volante recibió “al menos 30 inyecciones” en lo que va de la temporada y por eso no pudo someterse a un tratamiento que lo habría curado y que incluía inyecciones, aseguraron los franceses. El médico también consideró un error que Ribéry disputase la final de la Copa alemana entre Bayern y Borussia Dortmund. El galo entró y luego fue sustituido. No es la primera vez que Bayern está en conflicto con una federación.
El club alemán mantuvo hace cuatro años un pleito con Holanda por el estado de Arjen Robben tras el Mundial de Sudáfrica. La tensión duró meses y se resolvió cuando ambas partes acordaron disputar un amistoso. (DPA-Especial)