La Selección necesita ganar tres partidos para llegar al Olimpo, para ser campeona del mundo por tercera vez en la historia. Pero en las tribunas y en las calles de Brasil 2014, la hinchada albiceleste se adueñó anticipadamente de la Copa de la creatividad, de la inspiración, del ingenio.
“Noches sin dormir para actualizar la página de la FIFA para comprar las entradas, expectativa por el sorteo, filas interminables, precios astronómicos en la reventa. Fueron tantas las dificultades para poder estar dentro del estadio, que la torcida brasileña parece haberse olvidado de lo esencial: qué hacer en las gradas durante los 90 minutos de partido”.
La sentencia del diario “Estado de Minas” hace referencia a una constatación: la “verdeamarelha” recibe apoyo desde la tribuna a cuentagotas y, cuando lo obtiene, se trata básicamente del tradicional “sou brasileiro, com muito orgulho, con muito amor” (soy brasileño, con mucho orgullo, con mucho amor). No más que eso, bastante poco.
Otro periódico de Minas Gerais, “O Tempo”, abogó por una reacción de los torcedores a “la golpiza propinada por argentinos, chilenos y colombianos” a la hora de alentar a su selección.
Desde su columna, Chico Maia critica “la falta de alegría, de inspiración, el silencio” por parte de la torcida asistente a los cotejos disputados por los hombres de “Felipao” Scolari.
Es cierto que la “selecao” ni antes ni durante este Mundial ha logrado enamorar a los hinchas anfitriones, al menos hasta la previa de su partido de cuartos ante Colombia. Pero más allá de ello sorprende la pasividad y la falta de respuesta desde las gradas.
“Mientras los torcedores de otros países latinoamericanos nos dan clase sobre cómo ‘hinchar’, nosotros parecemos perdidos y sin un coro que seguir uniformemente”, agrega el columnista, antes de sugerir un antídoto para ello: que los torcedores vuelvan a los cánticos de sus propios clubes y aúnen criterios para cambiar sus letras, dirigiéndolas ahora a alentar a la “canarinha”.
“Provocación” argentina
Un revulsivo para la falta de pasión (y de ideas) exhibida por la torcida ha sido el hit “argento” del Mundial, el “Brasil decime qué se siente, tener en casa a tu papá…”, cuya melodía original pertenece a la banda de country estadounidense Creedence Clearwater Revival.
El cántico, que postula la supuesta paternidad (que no es tal) de Argentina sobre Brasil y a la superioridad de Maradona por sobre Pelé, es repetido hasta el hartazgo por la tevé brasileña, con subtítulos en portugués. Una y otra vez, también, los conductores se refieren a la “provocación” argentina con cierto recelo, pero también dejando traslucir admiración por el ingenio albiceleste.
Tanto fue el cántaro a la fuente, que al final los torcedores prepararon una versión más corta, como respuesta a los “hermanos”, como llaman por aquí a sus vecinos. “Argentino, argentino, me dice cómo es: la Argentina tiene dos copas, una menos que Pelé”. Es que él solo ganó tres, claro.
En el artículo “Para dar vuelta el partido en las tribunas”, el diario “Estado do Minas” insta a los torcedores a que, en materia de cánticos, “hagan frente a los adversarios más apasionados, sobre todo a los argentinos”. Y menciona la iniciativa de un grupo de hinchas cariocas, reunidos a través de las redes sociales, que creó una cartilla -distribuida por una de las empresas patrocinadoras del “scratch”-, con adaptaciones de letras de las torcidas de los clubes y melodías de la música popular brasileña. A favor de la “victoria” albiceleste en las gradas, ciertamente, hay que consignar que todas las demás hinchadas latinoamericanas en Brasil 2014 han cantado o siguen cantando versiones “remixadas” surgidas de las canchas argentinas.
Escalada nao tem fim
Pese a toda la campaña a favor de un cambio, en el drama vivido contra Chile en el Mineirao los torcedores no pasaron de sus clásicos cantos. Sólo se escuchó el “sou brasileiro”, el grito de “hexa”, la descalificación a sus rivales con el “chilenos, viados” (chilenos, maricones). Y esta última frase sufrió un giro en el Arena Corinthians el último martes, cuando los hinchas locales abandonaron decididamente su “neutralidad”. Además de alentar a Suiza y celebrar con el clásico “¡ole, ole, ole!” los dos minutos de pases casi ininterrumpidos del equipo europeo frente al desconcierto de Lionel Messi y compañía, cantaron en repetidas ocasiones “hermanos, viados”. Otra constatación: la puja entre hinchas brasileños y argentinos va in crescendo a medida que sus selecciones avanzan en el Mundial.
En San Pablo, donde la hinchada argentina no fue tan mayoritaria como en partidos anteriores –miles se quedaron afuera sin conseguir boletos-, hubo trompadas y escupitajos, antes y después del agónico desahogo albiceleste.
La verdad sea dicha, los hinchas argentinos tienen mucho que ver con el “recalentamiento” del ambiente: no pierden ocasión para dedicarles sus cánticos a los brasileños. Ingleses y chilenos pelean de lejos por el segundo y el tercer lugar a la hora de las dedicatorias.
Con las letras y melodías, Argentina ya ganó el título de Brasil 2014. No hace falta esperar unos días más. Creatividad e ingenio al margen, si los dos “gigantes” del fútbol sudamericano se ven las caras entre sí el 13 de julio en el Maracaná, ése sí puede ser otro cantar. O no.