Se apoya en su panorámica perfecta. Desde su posición, y mientras cuestiona las intenciones de gol de Atlético Mitre, de Santiago, Cristian Lucchetti domina la escena con su voz. Es el que dirige dentro de la cancha; el que indica, el que acomoda las piezas del fondo y también el que apoya a sus compañeros como ellos a él.
No pasa demasiado en el duelo de cortesía con los hijos de la tierra del mistol. Atlético está cansado, viene con el lastre de la dura pretemporada y con el trajín emocional del clásico del domingo pasado en La Ciudadela. El “decano” controla a su invitado, aunque de a ratos los desacoples hacen acto de presencia cuando el agotamiento interfiere en la cabeza de los dueños de casa. No importa, Lucchetti está despierto y bloquea su arco con ladrillos imaginarios hasta formar un murallón imposible del voltear por el vecino.
No queda mucho resto del encuentro por delante. Menos de un cuarto de hora. Valga la ironía, en vez de moverse a paso de tortuga, el anfitrión empieza a levantar temperatura y a controlar con su velocidad al dueño de una camiseta colorida y llamativa. El desnivel viene por el lado de Francisco Grahl, la reacción en la corta distancia de Diego García y en el empuje de Jonathan Gómez (hasta que estuvo en el campo). Se trata de la misma receta escrita ante San Martín por el doctor Rivoira.
Cuando acelera, el “decano” descarrila a sus oponentes; les complica la existencia. Obliga al error, desespera al contrario. Bruno Bianchi lo tiene tras un córner pero define sin el conocimiento de un punta. A las manos de Gonzalo Ojeda. Después llega el turno del pensante Grahl, que le quema las manos a un Ojeda elástico. Córner. Atlético pincha a Mitre, Mitre se equivoca. Mano de Leandro Wagner, penal.
¿Quién va desde los 11 metros? Lucchetti. Sí, el que evita los goles ahora los convertirá. Goleador en las estadísticas de cuidapalos del fútbol nacional detrás de José Luis Chilavert, “Laucha” define a lo Lionel Messi, pegado al palo zurdo del ex “santo”. Adentro, gol. Y aplausos de los colados en el Monumental.
“Habíamos hablado con el ‘Chulo’ de que si había un penal el domingo (pasado) con San Martín lo pateaba yo, pero bueno. Esto sirve para sumar minutos, todavía estamos imprecisos”, explica el goleador sacándose de sus ropas cualquier mérito por una conquista desde los 12 pasos. Lucchetti habla en plural, jamás en singular.
El domingo puede que repita si hay otra falta así. “Los penales son del ‘Pulga’ (Rodríguez), pero veremos),” vuelve a ponerle paños fríos a su condición de goleador. “Nuestra cabeza está puesta en Crucero, pero también queremos ganar el clásico y no creo que ninguno de nosotros afloje la pierna para cuidarse. Queremos ganar”.