Patricia Kreibhom - Profesora titular de Historia Contemporánea - UNSTA
Desde nuestro punto de vista, la Guerra del 14 cambió para siempre la naturaleza de los conflictos bélicos pues modificó su fisonomía, alteró sus caracteres y sus procedimientos y dejó de ser un mero instrumento y un acto de la política, como sostenía Karl von Clausewitz. En efecto, esta fue una guerra de transición entre la guerra clásica o institucionalizada, típica de los siglos XVIII y XIX, y la Segunda Guerra Mundial, a la que podemos identificar como una guerra total. Gracias a la capacidad industrial de sus protagonistas, el nacionalismo exacerbado, las tensiones económicas y coloniales, el fragor de las batallas y la intransigencia de los líderes, los gobiernos sólo se atuvieron a una consigna: vencer o morir. Analicemos cómo se dio este cambio.
a) Al igual que en las guerras del pasado, este enfrentamiento se inició como un acto político, destinado a dirimir un conflicto. Sin embargo, los excesos, el encarnizamiento y la brutalidad de las acciones demostraron que la contienda se había convertido en una práctica atroz y despiadada que borró los códigos y los límites que antaño habían determinado a las acciones bélicas.
b) Las contiendas anteriores eran enfrentamientos calculados y limitados, tanto en el tiempo como en el espacio y en los recursos. Cuando las condiciones se tornaban demasiado onerosas, negociaban la paz. Durante la Guerra del 14 el enfrentamiento dejó de atenerse a una simple ecuación de costo-beneficio. Esta guerra ya no fue limitada. Si bien las potencias creyeron que duraría sólo algunos meses, se extendió durante cuatro años; afectó a toda Europa e involucró a potencias del resto del mundo. Asimismo, los beligerantes volcaron toda su capacidad económica, industrial y tecnológica.
c) La condición de la población civil cambió drásticamente: si bien en el pasado los civiles sufrían los abusos y los excesos de ejércitos propios y ajenos, no eran atacados de manera deliberada. En la Primera Guerra en cambio, las matanzas y el sufrimiento infringido a la población civil fue constante y sistemático. La guerra dejó de ser un “acto militar”.
d) En otros tiempos se pactaban treguas, se intercambiaban prisioneros y se negociaban condiciones; se trataba al oponente como a un adversario, digno de respeto. Nada de esto sucedió entre 1914 y 1918. Por el contrario, tanto los Aliados como los integrantes de la Triple Alianza se trataron como enemigos encarnizados que sólo aspiraban a aniquilar a su oponente al precio que fuese.
e) Finalmente, en muchos de los tratados de paz que se firmaron en el pasado el vencedor no se ensañaba con el vencido. En los acuerdos firmados en 1919 yen el Tratado de Versalles quedó claro que fue una Paz por Imperio -según la categoría de Raymond Aron- resultado de una rendición incondicional. El texto que firmaron los representantes alemanes fue humillante y ominoso.
Estos acuerdos no contribuyeron a establecer la paz y la seguridad en Europa. Como sostienen Aracil y Segura: está claro que el detonante de la Segunda Guerra Mundial fue la política del IIIº Reich y la invasión a Polonia. Sin embargo, las causas mediatas de la contienda más cruenta de la historia hay que buscarlas en los acuerdos de París de 1919.